There are *no* inconsistencies in the Discworld books; ocassionally,
however, there are alternate pasts. (Sir Terry Pratchett, alt.fan.pratchett)

Saga Brujas (VI) - Carpe Jugulum


Los vampiros llegan al Mundodisco en Carpe Jugulum, de Terry Pratchett/></a></div><div class=
"Nac mac Feegle wha hae!"

Los vampiros (vampyros en este caso, ya que hablamos de una estirpe de vampiros que se encuentra en proceso de reciclaje) han llegado.

La última novela de la saga de las brujas (aunque sus protagonistas seguirán teniendo papeles importantes en la saga de Tiffany Dolorido) alberga una batalla entre dos de las "razas" folclóricas más importantes del Mundodisco: brujas y vampiros.

Si bien ya conocemos más que suficiente a las tres brujas del campestre reino de Lancre, por primera vez nos metemos de lleno en una de las razas más perversas y oscuras del Mundodisco. Es importante destacar la diferencia que hay, por ejemplo, entre vampiros y elfos en el Mundodisco. Mientras que los segundos, de los que ya hemos hablado algo en Lores y Damas y The Science of Discworld, están caracterizados con un estilo muy particular y con unas características que para nada se ajustan al cliché que todos tenemos interiorizado, los vampiros merecen que nos detengamos un poco más en ellos.

En Überwald, la cuna de los vampiros, el Conde de Magpyr está centrado en dos objetivos principalmente: a) adueñarse del reino de Lancre, valiéndose de una invitación enviada por el rey Verence y su esposa Magrat Ajostiernos con motivo del nacimiento de su primer hijo, y b) conseguir esto sacudiéndose, tanto para él como para su estirpe, esa imagen de personajes terribles, oscuros y tenebrosos que vagan en penumbras y acechan en la noche, arropados por vestimentas en las que los colores negros predominan, y donde la única claridad atisbable es la de su piel blanca y mortecina. Para ello, está comenzando a obligar a sus hijos (Vlad y Lacrimosa) a comportarse de una manera no ya más civilizada, sino más moderna. Las puertas del castillo deben dejar de chirriar y las bisagras deben engrasarse con frecuencia, los trajes de noches deben llevarse de noche, y las arañas deben dejar de campar a sus anchas por palacio. El tópico de la normativización de la vida a través de reglas instauradas para regir un comportamiento aparentemente arbitrario es increíblemente recurrente en la obra de Pratchett. El que más gracia me ha hecho de todos es el que lleva al modernísimo diablo Astfgl en Eric a instaurar un sistema burocrático absolutamente inservible en el infierno. Genial.

Esto nos lleva a varias reflexiones.

En primer lugar, como bien apunta Jacqeline Simpson en The Folklore of Discworld (del que os debo una reseña porque es la guía enciclopédica más completa sobre el Mundodisco), llama la atención que los tabús y creencias populares referentes a los vampiros sean tan parecidos en el Mundodisco y en el mundo real. De hecho, incluso diría que los vampiros del Mundodisco son, en general, más mezquinos y perversos. Toda la iconografía que rodea al mundo vampírico tradicional se ve potenciada en el Mundodisco, provocando que cada aparición de uno de estos seres extienda un aura de oscuridad que, desde el punto de vista narrativo, es muy apropiada (es importante remarcar lo de "tradicional", teniendo en cuenta que estamos en una época de vampiros adolescentes que banalizan ad nauseam un concepto con un arraigo histórico extremadamente importante para la cultura popular). Esta caracterización tan dura del perfil vampírico provoca que, por otra parte, el lector sienta especial simpatía por aquellos vampiros que no son tremendamente poderosos, malévolos y conspiradores. Por ejemplo, el genial fotógrafo Otto Shriek, que aparece en La Verdad; Sally, una vampiresa que entra en la Guardia de Ankh-Morpork en Thud! o el increíblemente carismático (y desaprovechado, en mi opinión) vampiro Maladict, en Monstruous Regiment*, novela que será la próxima en ver la luz en nuestro idioma.

En segundo lugar, y refiriéndome de nuevo a The Folklore of Discworld, es interesante mencionar que la descripción que se hace en Carpe Jugulum del padre del actual Conde de Magpyr sirva para describir a uno de los nombres más importantes de la vampirología universal: Nosferatum.

Y en tercer lugar, recordemos esta actitud vampírica tan integradora y en la que tanta importancia tiene el concepto de progreso (que ha inspirado incluso una subsaga compuesta por Imágenes en Acción o La Verdad), ya que cristalizará en la Überwald League of Temperance (lo siento, no sé cómo han traducido el nombre), y que fundamentalmente anima a los vampiros a deshacerse de viejos estereotipos y cadenas tradicionalistas para involucrarse más en la sociedad actual. Para ello, existen incluso terapias de grupo para intentar evitar la obsesión por tomar sangre. El número de situaciones hilarantes que se pueden dar en este contexto, y que de hecho, se dan, es abrumador.

En fin, Carpe Jugulum es una puerta de entrada al oscurísimo mundo de los vampiros, a una historia de las brujas en la que, de nuevo, deben hacer lo posible para preservar la identidad de Lancre y al final de los papeles de Tata y Yaya como brujas principales. No me canso de repetir que la irrupción de Tiffany Dolorido es no ya una bocanada, sino un ciclón de aire fresco para esta saga, incluso teniendo en cuenta que sus novelas están orientadas a jóvenes lectores, un término que no me gusta demasiado. Ah, y para que esto sirva de introducción a la saga de Tiffany Aching, ¿no os suena de algo la cita que encabeza la entrada? Sí, aparecen ellos.

*Sí, lo sé (si has leído Monstrous Regiment entenderás por qué lo digo)

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