There are *no* inconsistencies in the Discworld books; ocassionally,
however, there are alternate pasts. (Sir Terry Pratchett, alt.fan.pratchett)

Pirómides, por Juliette Harrisson




En esta segunda entrega de los artículos de Juliette Harrisson, en los que hablamos de las referencias de culturas clásicas en los libros del Mundodisco, le toca el turno a Pirómides. Un recorrido muy ilustrativo por hechos, localizaciones, mitos y nombres propios que aparecen en el libro. ¡Disfrutad!


Mundodisco: Pirómides


Pirómides es una de mis novelas favoritas del Mundodisco. Es una de las primeras (la séptima, concretamente), y se trata de una obra aislada en la que no aparece ninguno de los personajes principales. Me encantaría verla hecha película. Es una elección perfecta, ya que no requiere conocimiento previo sobre el Mundodisco y se centra en imágenes y temas bien conocidos sobre Egipto y Grecia*. Además, me imagino muy sexy a Broncalo.


(*Pero no como las adaptaciones de Sky – una película en condiciones, quizá dirigida por Joss Whedon, Mike Newell o Alfonso Cuarón. Las adaptaciones de Sky están bien, pero parecen tan ensimismados con los escenarios y los trajes que al final no resultan graciosas).

El héroe de Pirómides es Teppic (Rey Teppicymon XXVIII), que se convierte en Rey de la milenaria Djelibeybi cuando su padre muere en un desafortunado suicidio accidental (abrumado por la presión de tener que hacer que el sol saliera todos los días, se acabó creyendo una gaviota e intentó echar a volar). Teppic ha sido enviado a Ankh-Morpork para ser educado (la escena introductoria, en la que hace el examen final en la Escuela de Asesinos, es un pastiche brillante de los exámenes de conducir británicos) y regresa al Viejo Reino con un montón de ideas nuevecitas, sobre todo en lo referente a las cañerías.

Pratchett juega, principalmente, con la imagen preconcebida que todos tenemos sobre Egipto (pirámides, camellos, gatos, cocodrilos...). La idea altamente extendida de que las pirámides conservan el queso se retuerce en el Mundodisco de forma que lo que realmente preservan es el tiempo, y ahí reside la clave del argumento. Egipto no es un área en la que sea experta, pero hasta donde yo sé, la representación que hace Pratchett de la religión egipcia no va demasiado desencaminada – según Jan Assmann, mientras que las observaciones mesopotámicas y griegas de fenómenos naturales se centraban en anticipar el futuro, las egipcias ponían su énfasis en mantener el orden del presente y asegurar que las cosas siguieran tal y como habían sido hasta entonces. (Es posible que esto sea el resultado de la importancia crucial que tienen las inundaciones anuales del río Nilo en la agricultura egipcia).


Teppic ordena la construcción de la pirámide más alta jamás levantada en honor de su padre (que pidió ser enterrado en el mar), y después se ve forzado a huir del país salvando a Ptraci, la criada favorita de su padre, evitando que la echen a los cocodrilos. (Primero leí este libro cuando tenía unos 14 años y fue años después cuando descubrí cómo pronunciar los nombres para pillar la broma – los había pronunciado ‘Puh-trah-ki y Duh-jeli-baye-bi, cuando obviamente se deberían pronunciar Tracy y Jellybaby). Justo cuando cruzan la frontera, el tiempo almacenado en la pirámide causa una ruptura en la realidad y el país entero desaparece, atrapando a Teppic y Ptraci en el país vecino Efebas.

Efebas es la versión mundodisquera de la Grecia antigua. Está gobernada por un Tirano, usando un sistema político nuevo que Teppic piensa que se llama ‘mocracia’. A no demasiado de la frontera, Tepic y Ptraci descubren a los filósofos Xeno e Ídem, disparando a las tortugas, porque Xeno insiste en que debería ser lógicamente imposible disparar a una tortuga en movimiento. Es entonces cuando Teppic es invitado al simposio (casi exacto a un simposio griego, excepto por el plato destrozado al final – parece que se coló algo de la Grecia moderna), en el que conoce a unos cuantos filósofos más y a otros típicos personajes griegos, todos con toga blanca y barba gris.

Xeno es el homólogo mundodisquero de Zenón de Elea, cuya Paradoja de Aquiles sugería que Aquiles no podría cazar una tortuga en movimiento. Copolímero, ‘el mayor narrador de toda la historia del mundo’, que le cuenta a Teppic la historia de la Guerra Espadartana (la armadura de como se llamara resplandecía como resplandece una armadura resplandeciente de buena calidad. Oh, fue una pelea realmente soberbia, sí, y los que pelearon eran el... el cojo no, el otro, el... ¡El pelirrojo!) es presumiblemente Homero. Iesopo es Esopo, obviamente, y Antífono es Aristófanes. No puedo pensar en ningún análogo en concreto para el personaje mundodisquero Ídem; el nombre se refiere a una abreviación latina, a menudo utilizada en trabajos académicos antiguos, y significando ‘en el mismo lugar’.

El relato completo de Copolímero de la Guerra Espadartana, por cierto, es brillante – una perfecta combinación de epítetos épicos, como ‘pelo rojo’ por ejemplo, con esa narrativa oral que aparece más a menudo entre amigos borrachos en un contexto más moderno. También incluye un gran número de pequeños detalles reales de la era de Troya, introducidos junto con todo lo demás, como la referencia de Copolímero a ‘el de la cojera’ (que podría referirse a Filoctetes; ‘Edipo’ también es cojo, aunque no es parte de la era de las guerras de Troya), que “no quería irse, dijo que estaba loco” (ése es Odiseo/Ulises).


En realidad, a quien Teppic está buscando es a a Ptagonal (Pitágoras), que se queja con amargura de que el diámetro de su tarta debería dividirse por la circunferencia multiplicada por 3, y no por 3,14… etc. Éste es el ejemplo más significativo de uso de filosofía clásica en Pirómides, ya que la novela está basada en la idea de que el mundo es, en realidad, como Pitágoras dijo, todo cimentado en las matemáticas. Esto, junto con el hecho añadido de que los camellos son los mejores matemáticos del mundo (porque tienen mucho tiempo para pensar, allá en el desierto, y tienen que realizar complicadas sumas para poner sus piernas en movimiento de forma coordinada) es lo que lleva a todo tipo de acontecimientos en los que nos encontramos con ciudades que desaparecen y pirámides explosivas.

Teppic recupera su camello, Maldito Bastardo, para llevárselo de vuelta a Djelibeybi; mientras tanto, la ausencia del reino ha llevado a Espadarta y a Efebas a reiniciar la Guerra Espadartana. Con la excepción de que, esta vez, ambas partes han construido batallones de caballos de madera y están sentadas, esperando a que el ejército enemigo les ataque. Efebas, que hasta este punto ha representado la Atenas clásica, ahora se convierte en una combinación de Micenas (el reino de Agamenón) y la Esparta clásica - se le ordena a un joven soldado que vuelva con su escudo o sobre él (Plutarco, Moralia, 240 año16), y aun asumiendo el riesgo de morir, el capitán consigue decir “Ve, cuéntale a los efebenses – “ antes de rendirse mientras llega el ejército (Heródoto, 7228).

Una vez que todo está arreglado y el país devuelto a su sitio, Teppic se marcha y Ptraci se convierte en Reina – y en este punto se convierte en la Cleopatra de Cuidado con Cleopatra, contemplando cómo sus invitados se remojan el culo en su baño de leche (por lo que planea instalar una nueva instalación de cañerías). De todas formas, ya tenía medio camino recorrido – las sirvientas de Pirómides son exactamente como las chicas del harén de Cuidado con Cleopatra. El final del libro es precioso y ata los cabos con habilidad para llevarnos a otro nivel – en el que aparece el uso de los uróboros, el símbolo de la serpiente comiéndose su propia cola.

Seguramente se podría decir mucho más sobre Pirómides, pero ahora me tengo que ir a trabajar en mi tesis, así que lo dejaré ahí. Una última nota: hay una review de una película de la que no había oído hablar en The Life of Antoninus Pius, y tiene pinta de ser muy interesante.


Editado para añadir: ¡Olvidé mencionar la Esfinje! Teppic se encuentra con un acertijo típico griego para el que encuentra una solución fabulosa – como no pudo adivinar la respuesta, insistió en que la pregunta era injusta y que se debería transformar en ‘¿Qué, metafóricamente hablando, camina a cuatro patas justo después de medianoche, a dos patas durante la mayoría del día (a menos que haya algún accidente), hasta por lo menos la hora de la cena, en que continúa caminando a dos patas o con ayuda de alguna prótesis de su elección?’ La Esfinje se hace tal lío que deja de preocuparse de si él pasa o deja de pasar.


También olvidé mencionar los sueños, un tema que últimamente me toca de cerca. El sueño sobre las siete vacas gordas y siete vacas flacas es un sueño ancestral de la familia real que nos ocupa, aunque en este caso aparece una vaca en bici o tocando algún instrumento interesante.


Me encantan estas referencias – Me encanta la forma en que se echa por tierra la mitología, ya sea la oscuridad de un acertijo o el relato de un sueño sin cosas propias de los sueños. Y encima es realmente divertido.

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