Veamos, en esta tercera entrega de la serie de posts optimistas sobre la adaptación de Mort, cómo la factoría Disney ha tratado la cuestión de la muerte. A nadie con algo de edad y un poco de memoria se nos escapa que los clásicos tenían en general ese tono, colorido y simbología típicos del folclore europeo. Y la oscuridad y la madurez estaba presente. Eran historias épicas y cuentos de hadas no necesariamente gentiles, en los que la naturaleza perversa del ser humano se dibujaba en la pantalla con mucho acierto y muy poco pudor. No entraré en qué es lo que consideramos un clásico, puesto que entraríamos en debates en los que tendríamos que tener en cuenta fechas, contexto, alcance de la obra, y muchas otros factores que aquí obviamente obviaré.
El porqué de este post lo podemos encontrar en el miedo general que nos provoca la idea de que Disney suavice ad nauseam el tema principal de Mort: la muerte. No sólo por ser la Muerte el protagonista principal, ni porque toda la obra esté revestida con la oscuridad propia de la cuestión que trata, ni siquiera porque el concepto de morirse es utilizado en Mort para deslizar situl pero despiadadamente cuestiones trascendentales y con mucha enjundia, como la justicia, el honor, la lealtad y, cómo no, el amor. Ni tan siquiera por los rumores que apuntan a que en esta hipotética adaptación se contempla la posibilidad de que la Muerte sea el antagonista de la película, algo totalmente ridículo, inadmisible, y que espero que sea un hoax en toda regla. Es porque queremos una adaptación animada a la altura, que pueda ser disfrutada tanto por una audiencia joven como por espectadores adultos, y porque tenemos ejemplos a mansalva de obras de arte en las que esta dualidad está presente con acierto. Sólo hay que hacer el esfuerzo y ser respetuoso con lo que se adapta.
Volvamos al optimismo: si echamos la vista atrás podremos apreciar en la factoría Disney la sorprendente capacidad de abordar cuestiones delicadísimas como la muerte con una alegría impropia del Disney que hoy conocemos. Vamos a ver un puñadito de ejemplos más que evidentes, en los que la muerte fue tratada con la solemnidad y la importancia que tocaba, y tuvo un efecto innegable en el devenir del argumento y el desarrollo de los protagonistas que, afortunados ellos, siguieron vivos.
Bambi
La dolorosamente bella escena de la muerte de la madre de Bambi fue sin duda uno de los grandes hitos del cine de animación de mediados del siglo pasado. Lógicamente, ha llovido mucho desde entonces, pero leyendo comentarios de los vídeos, análisis y retroanálisis de la película, y reportajes en webs especializadas, uno no puede dejar de pensar en que la presencia fatal de la muerte, en esta película, empuja al espectador a una serie de reflexiones a las que nunca habría podido llegar sin la bofetada que supone ver cómo el cazador hace lo que hace.
El Rey León
En otra gran escena del cine de animación, llegamos a muerte de Mufasa, también enmarcada en la lucha por salvar la vida de un hijo. Si bien es una escena mucho más elaborada, con la introducción de animación 3D en un estado bastante embrionario, no es menos cierto que es una película rodada casi 40 años después que Bambi. De las que más recuerdo de mi niñez. Como curiosidad, existe un enorme paralelismo entre cómo la muerte constituye en El Rey León el elemento argumental principal, al igual que la lucha por el poder, la traición y la búsqueda de justicia de un príncipe. Esto hace de esta película una reinterpretación del clásico shakespeariano Hamlet, lógicamente, con el sello Disney, pero bastante menos almibarado de lo que cabría esperar.
La Bella y la Bestia
En esta película, la muerte no es tan conmovedora en absoluto, yo incluso diría que alivia al espectador. Es el pesado de Gastón el que, tras una pelea con Bestia, termina desplomándose víctima de su propia estupidez y su ambición. Es una película en la que difícilmente uno termina sintiendo simpatías por Bella (hablo por mí, pero es que...). Y es curiosa la imagen de una flor que va perdiendo pétalos a medida que la vida de Bestia se va apagando... muy parecida a la imagen de un reloj de arena que va escupiendo los últimos granos de vida antes de la muerte de un habitante del Disco.
El Jorobado de Notre Dame
También tenemos otro ejemplo de muerte en una de las grandes incomprendidas de la factoría Disney. También es el malo de la película (Frollo) el que, en la batalla final, muere y nos libra de su incomodísima y, en este caso, pedante presencia. Es una escena fría, gótica, con una persecución alrededor de un castillo en una noche tormentosa, y con una gárgola que súbitamente cobra vida (algo que no debería sorprender a los que nos gusta el Mundodisco). En el vídeo podéis escuchar cómo este maniático religioso pronuncia estas palabras antes de caer: "He shall smite the wicked and plunge them into the fiery pit", una adaptación de Isaías (11:4). Aquí hago un inciso personal. Mi apego a las religiones es, digamos, escaso, y no soy en absoluto conocedor de lo que se dice en la Biblia o el Corán. Pero después de leer cosas como ésta, empiezo a entender ciertas cosas sobre las religiones.
But with righteousness shall he judge the poor, and reprove with equity for the meek of the earth: and he shall smite the earth with the rod of his mouth, and with the breath of his lips shall he slay the wicked.Volviendo a la peli, Frollo es un personaje terrible, que asesinó a la madre de Quasimodo 20 años antes de la época en la que la película está ambientada, y también intentó ahogar al bebé, algo que no consiguió y por lo que tuvo que pagar. En fin, como digo, una película maltratada por todo el mundo, como ya comenté en el anterior post, y que creo que mereció un mejor trato tanto por parte de la crítica como en taquilla.
Hemos visto que no es imposible que Disney haga algo decente con temas adultos de por medio. No es probable, pero tampoco imposible. Hay muchísimos más ejemplos de otros temas oscuros... pero no es menos cierto que en la mayoría de los casos las aristas se pulen y liman muy bien, no vaya a ser que nos cortemos con ellas.
Hasta la próxima dosis de optimismo infundado, queridos lectores :)