There are *no* inconsistencies in the Discworld books; ocassionally,
however, there are alternate pasts. (Sir Terry Pratchett, alt.fan.pratchett)

Eric, por Juliette Harrisson


En esta novela, tras lo ocurrido en Rechicero, Rincewind vuelve al Mundodisco invocado por Eric, un aprendiz de invocador
 Imagen | Edward Miller

Volvemos a la carga tras unos diez días de parón con una traducción de un post en el estupendo blog PopClassics, esta vez sobre algunos elementos de la cultura clásica presentes en la novelilla Eric. Podéis leer el texto original aquí. De nuevo muchas gracias a la administradora del blog por permitir que la traducción aparezca en LTdA. Por cierto, aquí os dejo el Twitter de Juliette Harrisson.
 

La portada de mi vieja edición de Eric tiene la palabra 'Fausto' en letras góticas alemanas, tachadas, y con 'Eric' garabateado a su lado (y 'Terry Pratchett' en grandes letras doradas, lo cual es irónico ya que hay una broma en el libro sobre las malas novelas en las que el nombre del autor aparece en grandes letras doradas en la portada). Se trata de una adaptación libre (muy libre) de la obra Doctor Fausto, y hay varios chistes sobre lo que le ocurriría a una cara que pudiera hacer botar mil barcos. El joven Eric Thursley intenta invocar a un demonio para que le conceda tres deseos, pero termina trayendo a Rincewind (que ha estado hasta ahora deambulando por el Infierno por los acontecimientos ocurridos en Rechicero). Gracias a las maquinaciones de un usurpador demoníaco, Rincewind acaba concediéndole a Eric los tres deseos en el típico formato de no-es-exactamente-lo-que-habías-pedido.

El primer deseo de Eric, mandar sobre todas las naciones, los transporta a una civilización selvática que pretende sacrificar a su máximo gobernante para su dios, un demonio parecido a Grachnar, el demonio que sale en el capítulo de Buffy 'Fear, Itself'. No hay demasiados elementos clásicos aquí, pero Eric comete el mismo error que yo solía hacer cuando era una niña (bueno vale, con 18 años). Cree que en la selva (el equivalente del Amazonas en el Mundodisco) habrá princesas amazónicas, la mítica tribu guerrera femenina de la antigua Grecia. Durante años y años (todo el tiempo que estudié El Sueño de una Noche de Verano), me preguntaba cómo narices Hippolyta y las otras amazonas consiguieron llegar a Grecia desde Sudamérica. (Me solía confundir bastante con la geografía. Cuando tenía 10 años leí los libros del Club de las Niñeras pero asumí que estaban situados en Inglaterra porque yo vivía en Inglaterra, y me preguntaba cómo era posible que se fueran en tren a Nueva York).

El segundo deseo de Eric es conocer a la mujer más bella que haya vivido jamás, lo que por supuesto lo lleva a conocer a la Elena de Troya versión Mundodisco, Eleanor de Tsort (o posiblemente Efebos). Sin embargo, le espera una buena decepción, ya que Eleanor, 10 años después de su viaje a Tsort, es ahora una mujer de mediana edad y un aspecto bastante poco destacable, con un poco de bigote y muchos, muchos niños. En algún momento aparece en el momento justo, hace 10 años, pero la narrativa nos sugiere que, para empezar, en realidad nunca fue tan guapa y que además muchas de las historias se nutren de exageración poética. Creo que la idea de que aparezca de forma tan simplona y poco elegante puede deberse a que el paso del tiempo es más divertido e interesante que el personaje mismo, ya que juega con un obvio defecto en la historia: la exageración poética es una idea de lo más común, y se puede aplicar a casi cualquier cosa, en realidad.

Mientras están en Tsort, Rincewind y Eric dejan pasar sin querer al ejército efebo y reducen la ciudad a cenizas, terminando así con la guerra y dándole la victoria a los efebos. El Caballo sale en la historia, pero los tsorteanos no se dejan engañar en ningún momento ya que la idea es simplemente ridícula. Lo que le pasa a Eleanor al final no queda claro. Ella quiere quedarse en Tsort, pero como se ha quemado entera, seguramenteb volviera a Efebos.

Naturalmente, como el Caballo está por ahí, conocemos también a la versión mundodisquera de Odiseo, llamado Lavéolo, que resulta ser un ancestro de Rincewind. El nombre está traducido en el libro como “Rinser-of-winds” y ya se señaló en los comentarios hace un tiempo que esto viene de 'lavo' (en latín “Yo lavo”) y Eolo, maestro de los vientos. La sugerencia de una conexión entre Rincewind y Odiseo es interesante. Hay cierta lógica en ello. Odiseo intentó salir de la guerra haciéndose el loco y tiene una inclinación por los aspectos menos belicosos del conflicto, llevando a cabo incursiones nocturnas tras las líneas enemigas y con ocurrencias como la del caballo.

Pero para mí no funciona del todo bien. La reacción de Rincewind hacia todo es simplemente echar a correr, pensando muy poco en lo que realmente está pasando, mientras que el sentido de la personalidad de Odiseo está en que él es la maña y la fuerza, lo que no le hace necesariamente un cobarde (y no fue sólo él quien intentó escapar de la guerra), simplemente pillo y bastante escurridizo. Quizás el principal problema esté en que Odiseo es uno de mis personajes favoritos de la mitología, mientras que Rincewind es uno de los que menos me gustan del Mundodisco.

El tercero deseo de Eric es ser inmortal, lo que lo lleva directamente al momento en que se creó el universo, de manera que pueda disfrutar del todo de su inmortalidad. Para escapar, Eric debe hacer un nuevo círculo mágico para salir de ahí junto con Rincewind, para llegar al Infierno.

Muchas traducciones del Nuevo Testamento transliteran el “Hades” griego tal cual, pero luego añaden un pie de página apuntando que significa “Infierno”, y durante años pensé que eran la misma cosa. Ha pasado mucho tiempo desde que leí Dr Fausto, así que quizás tenga la misma conexión. De hecho, por lo que se refiere a la mitología precristiana, ambos son conceptos diferentes. Hay elementos similares – algunas fuentes incluyen las “Islas de los Bendecidos” para los más afortunados, y normalmente hay algo de Hades o de inframundo por ahí, reservado para los sufridores de tormentos eternos, como Tántalo o Sísifo. Sin embargo, generalmente el inframundo es generalmente eso, el inframundo, y es el lugar en el que todos terminamos. El Infierno Cristiano, por su parte, es donde terminas si te portas mal, donde están los fuegos y los demonios y el chirriar de los dientes. En el Nuevo Testamento aparece en ocasiones referido como “Hades”, de ahí la posible confusión con los dos, aunque “Hades” representa en gran medida el desarrollo mitológico medieval, como los demonios y los círculos de Dante.

Pratchett combina deliberadamente ambas localizaciones en un Infierno/Hades (utiliza las dos palabras indistintamente), de manera que tenemos lo mejor (o peor) de ambos mundos. Se inclina más hacia el lado cristiano ya que todos sus habitantes sufren torturas eternas, lo cual resulta bastante deprimente si todo el mundo termina allí. Sobre esto, el único problema es que me preguntaba por qué Lavéolo y otro personaje que aparece antes en la historia terminaron en el Infierno. ¿Por qué tenían la culpabilidad en su conciencia? ¿Eran sólo pesimistas y creían que terminarían allí? De todas formas está bien volver a verlos, aunque a Lavéolo no parece que le sorprendiera que Eric y Rincewind no le avisaran de cómo sería su viaje de vuelta a casa.

Cuando Rincewind y Eric visitan el Infierno, éste está bajo la gestión de un nuevo jefe, y la tortura física (que a nadie preocupaba porque quien vive ahí no tiene cuerpo y por tanto no hay donde pueda dolerle) ha sido sustituida por la tortura mental. Así que el Prometeo del Mundodisco debe escuchar al águila contarle la historia de su operación de hernia una y otra vez, y Sísifo está obligado a escuchar todas (y son muchas) las Normativas sobre Seguridad y Salud referidas a empujar grandes rocas colina arriba. Es muy divertido y familiar, de la misma forma que la novela Incompetence, de Rob Grant (que por cierto, es muy buena). Hacia el final del libro, sin embargo, la dirección vuelve a cambiar y parece que todo volverá pronto a la normalidad.

Me gusta bastante Eric, pero sólo tengo la versión en texto, así que seguramente me esté perdiendo algo sin las ilustraciones. A decir verdad, nunca será una de mis favoritas de todas formas, ya que me cuesta conectar con Rincewind. Aprecio su deseo de seguir vivo, pero un personaje cuya principal característica es echar a correr no termina de interesarme tanto como otros personajes del Mundodisco. Eric es una novela divertida, a pesar de todo, y juega con la mitología y la literatura de nuestro mundo incluso más que la mayoría de los libros del Mundodisco, lo que siempre es positivo. Es casi como leer Cuentos en Verso para Niños Perversos, de Roald Dahl, pero con mitología.

1 comment

Magda dijo...

Tampoco es de mis preferidos este libro de Mundodisco pero como siempre hay momentos geniales:

“El capitán lo fulminó con la mirada. El sargento puso la cara de póquer que se ha ido transmitiendo de oficial sin mando a oficial sin mando desde que un protoanfibio le dijo a otro protoanfibio de rango inferior que reuniera un pelotón de tritones y Tomara Esa Playa.”

Además, cualquiera que haya trabajado en una empresa en la que se aplica una nueva filosofía encontrará las páginas de los cambios en el Infierno sencillamente esperpénticas.

Un saludo,

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