There are *no* inconsistencies in the Discworld books; ocassionally,
however, there are alternate pasts. (Sir Terry Pratchett, alt.fan.pratchett)

Por lo que ha pasado el lector del Mundodisco




Hace años, muchos años que empezó a publicarse en castellano la obra de Terry Pratchett en castellano. Por hablar el idioma que hablamos, reconocido como uno de los más extendidos, utilizados y relevantes en el panorama lingüístico internacional, y que alberga obras cumbre de la literatura universal, siempre hemos navegado en aguas turbias. El desatino de las editoriales, la pereza, o la falta de interés son algunos de los factores que se me ocurren que puedan haber provocado la turbulenta relación que hay entre el Mundodisco y la lengua de Cervantes. Aquí hablo de memoria, y es muy posible que me deje alguna importante (hay lectores en LTdA mucho más puestos en las ediciones en castellano que yo mismo), de manera que podemos completar la lista entre todos.

1.- La existencia de otro mundo imaginario, que debió de tener forma de VHS y navegar por el cosmos a lomos de un muñeco de He-Man de tamaño colosal. Mundovisión era su nombre, cortesía de Plaza & Janés.

2.- Una muerte que no hablaba en mayúsculas.

3.- Pese a que en el Mundodisco, la averiguación de la sexualidad de una figura superior se centra en descubrir si Gran A'Tuin es macho o hembra, las editoriales españolas decidieron jugar un poco con la sexualidad de la muerte (¿?) hasta que, parece ser, se han decantado por considerarla macho. O hembra. ¿Veis? Han conseguido que no me acuerde.

3.- Textos de contraportada divertidísimos, como los que anuncian ejércitos de enanos que amenazan al Mundovisión. Estos enanos, como ya puede uno imaginar, no estaban por ninguna parte. Seguramente andaban buscándole el sexo a la muerte.

4.- Páginas perdidas. No una, ni dos, ni diez. Decenas y decenas de páginas desaparecidas, tanto en ediciones antiguas como las más modernas (en coleccionable), situación rematada con la repetición de muchas otras páginas. Imagino que compararían el grosor de la versión inglesa y la española y, al ver que algo no cuadraba, copiaron y pegaron algunas páginas al azar. ¿Os acordáis de cómo Toriyama copiaba viñetas idénticas en los cómics de Dragon Ball, y que a veces esas viñetas no tenían demasiado sentido en la historia? Pues algo así.

5.- Todos sabemos que existe una guía a modo de croquis sobre el orden de lectura del Mundodisco. Lo que no creo que exista aún, y creo que es deseable que alguien se ponga manos a la obra, es una guía en la que se nos detallen todas y cada una de las editoriales que han lanzado sus tentáculos sobre el Mundodisco y qué volúmenes publicó cada una. Gran Fantasy, Plaza & Janés, Alfaguara, Timun Mas, Altaya...

6.- Si ya tenemos la guía de las editoriales, podemos hacer otra aún más divertida: orden de publicación de los libros del Mundodisco con cada una de estas editoriales. Sería como meter el Espacio L dentro del almacén de futuros porcinos. Sólo que sin el frío y sin trolls eruditos. Aunque los trolls a secas no estarían descartados.

7.- Faltas, muchas faltas. En ocasiones hasta los fans se terminan enfadando.

8.- ¿Abrimos un poco el abanico? Recientemente nos hemos enterado de que Timun Mas va a editar las novelas de Johnny Maxwell en este orden: 1-3-2. No, no seguirán el 1-2-3 lógico. Y encima tienen argumentos para ello. ¡Ole!

9.- Dicho todo lo anterior, creo que si aún tienes esperanzas de ver publicado en castellano The Science of Discworld, The Folklore of Discworld, The Wit and Wisdom of Discworld, The Discworld Mapp, The Streets of Ankh-Morpork, etc... bueno, pues ánimo.

10.- El mundo de los ebooks piratas es ya un mundo aparte. ¿De verdad existen en alguna parte del mundo libros como El Correo, Monstruoso Regimento o Los Hombrecillos Libres? ¿Alguien sabe qué son? Yo no tenía ni idea.

Es justo mencionar que traducir a Pratchett es complicado, de manera que un diez para quienes hacen su trabajo con profesionalidad.

Navidades Alienígenas, por Terry Pratchett






NAVIDADES ALIENÍGENAS

El siguiente texto apareció en el número 50 de Ansible, el boletín del escritor David Langford, correspondiente a los meses de agosto/septiembre de 1987. Lo pronunció Terry Pratchett después de una cena en Beccon, hace solo 22 años y medio. El texto original se puede encontrar aquí:

Qué gran idea, ¿verdad? Mucho mejor celebrar la Navidad en esta época del año que a finales de diciembre, cuando las tiendas están siempre llenas de gente. Me recuerda a los discursos navideños de la Reina a toda la Commonwealth, allá por los 50, con la estampa tradicional de los australianos comiendo gambas congeladas, pavo asado y pudín de Navidad en la playa de Bondi. Siempre había un árbol de Navidad plantado en la arena. Estaba decorado con lo que ahora pienso que es vómito.

La semana pasada me tocó una especie de galletita de la fortuna donde decía "Tu rol es el de Comilón". Me pareció genial: me gustan los juegos de rol, nunca había sido un Comilón, me pregunto cuántos puntos de vida tiene. Y después vi otro mensaje debajo donde ponía que a las 22.00 mi rol sería Orador Post-Cena Navideña, algo que solo cabría encontrar en la peor mazmorra: un monstruo que se tambalea, con una camisa blanca con adornos, mientras busca a gente que lo escuche. Tres horas después, los exploradores aparecen petrificados de aburrimiento, con el café congelado y la chocolatina de menta derretida en las manos.

Todo esto me recuerda por qué dejé Dungeons & Dragons. Había demasiados monstruos. En los viejos tiempos podías ir a una mazmorra sin encontrar mucho más que algunos orcos y hombres lagarto, pero de repente todo el mundo empezó a inventarse monstruos y al poco tiempo resultaba que, llevando una maldita espada mágica, lo que realmente necesitabas para ser un aventurero de verdad eran los quince volúmenes de la Guía sobre Mostruos de Marcus L. Rowland y la capacidad de leer muy, muy rápido, porque si no eras capaz de reconocerlos desde fuera te encontrabas rápidamente con la oportunidad de echarles un buen vistazo desde dentro de sus amígdalas.

En fin, ese papelito decía que me tocaba hablar sobre Navidades Alienígenas, lo cual me venía bien porque siempre me gusta saber de qué tema me voy a desviar. Lo intentaré; he sido muchas cosas malas en la vida aunque, gracias a Dios, nunca he sido muy fan de "Los 7 de Blake".

En cualquier caso, las Navidades ya son bastante alienígenas por sí mismas. Es curioso, pero cuando ves imágenes de Santa Claus siempre lleva los mismos juguetes en el saco. Un osito de peluche, una muñeca, una trompeta y una locomotora de madera. Siempre. Algunas veces también lleva algunos bastones de caramelo a rayas rojas y blancas. No sé por qué, pero nunca se ven en las tiendas, y si algún niño pide una locomotora de madera hoy en día, significa que vive en el fondo de un agujero en una isla desierta y que nunca ha oído hablar de la televisión, porque las últimas Navidades mi hija recibió un montón de juguetes (algunos coches, un avión, cosas así) y no se parecían a aquello en absoluto. Todos y cada uno de sus regalos eran robots.

Y no simples robots. Conozco el aspecto que deben tener los robots; de niño tuve un robot. Se veía que era un robot: tenía dos ruedas dentadas en el pecho y los ojos se le encendían cuando le retorcías la llave, lo cual es normal, ya que le pasaría a todo el mundo. Y también tenía un Robot Mágico... bueno, todos tuvimos uno, ¿no? Y cuando nos hartábamos de la autosuficiencia con que se paseaba por su espejo y acertaba todas las respuestas, las arrancábamos para colocarlas de otra forma porque nos salía de las narices. Si es que éramos unos demonios.

Pero estos nuevos robots son subversivos. Son robots camuflados.

A nuestro alrededor se está librando una especie de guerra robot. Yo aún no la acabo de entender, aunque parece que los críos están increíblemente bien informados sobre el tema. Parece que los robots buenos se distinguen de los malos en que los buenos tienen cabezas humanas, algo como aquella escena de "Saturn Five", ¿os acordáis? Esa en la que al robot se le ocurre que la mejor forma de parecer humano es cortarle la cabeza a algún humano y clavarla en su antena. Todos los robots tienen la misma pinta que un jugador de fútbol ame- ricano recién atropellado por un Volkswagen.

Van por ahí salvando el universo de otro puñado de robots, entendiendo "salvar el universo" como "grandes batallas láser". El universo no tiene muy buena pinta después de que lo salven, pero, qué narices, está salvado.

De todas formas, ninguno de sus regalos parecía lo que debería parecer. Una colección de rocas de plástico resultaron ser Señores Roca, con nombres excitantemente rocosos como Pedrusco y Pepita. Sí, otro hatajo de putos robots. De hecho, la única cosa navideña que había en nuestra casa era el nacimiento, y no estoy convencido del todo de que, pulsando un botón, María y Josoide no fueran a luchar por su dominio contra los Tres Reyotes.

El más raro de todos, sin embargo, era Kraak, Príncipe de las Tinieblas. Por 14,95 libras debe de ser una ganga de príncipe de las tinieblas. Es un zoide, probablemente del planeta Zoide de la galaxia Zoide, porque aunque los modelos son bastante buenos, el argumento que tienen detrás es una mierda, el equivalente en la ciencia ficción a una hamburguesa de McDonald's. Pero me gusta el bueno de Kraak, aun así, porque solo tardamos toda la mañana del día de Navidad en montarlo. Está hecho de plástico rojo y gris, un auténtico milagro tecnológico del poliestireno, y tiene el mismo aspecto de un pollo que lleve muerto, digamos, unos tres meses. Métele dos pilas por su culo de robot y empieza a aterrorizar a todo el universo, tal y como asegura el anuncio, y lo hace así: camina unos veinte centímetros muuuuuuuuy lentamente, dando pena, mientras se le retuercen docenas de pequeños pistones de plástico, y entonces se cae.

Kraak tiene ese instinto de supervivencia que hace a un piloto kamikaze parecer un voluntario de seguridad vial. No sé cómo será el terreno allá en Zoide, pero le resulta bastante difícil desplazarse por la típica moqueta de dormitorio. Aunque no me sorprende que aterrorice a todo el universo: debe ser bastante aterrador que te caigan encima toneladas y más toneladas de robot de guerra, con sus piececitos dando vueltas tristemente. Te entran ganas de suicidarte por solidaridad. Ah, y tiene otra arma diabólica: se puede arrancar la cabeza y colarla debajo del sofá. Eso sí que da miedo. Lo hemos probado contra otros zoides, y puedo deciros que la tecnología de los robots de combate consiste, básicamente, en caer delante de su adversario para intentar que tropiece. Es una tarea difícil porque el instinto natural de todos los zoides es caerse tan pronto como apartas la mano.

Pero incluso Kraak tiene problemas comparado con un robot que nos enseñó un vecino orgulloso. Un Transformer, creo que era. No está construido solo como un coche o un avión, es una flota entera de vehículos que, en cuanto amenaza el desastre, se arman formando una única gran máquina de guerra. Esa es la teoría, al menos. Apuesto a que en el momento de la verdad esa puta cosa deberá afrontar la batalla a medio montar porque su torso lleva retraso en el aeropuerto de Gatwick y su pierna izquierda está en un atasco a las afueras de Luton.

Hace poco vimos "Santa Claus: la película". ¿Alguien la ha visto? Bastante espantosa; la única risa es cuando aparentemente dejan que el reno esnife coca para conseguir despegar. No me extraña que Rudolf tenga el hocico rojo si se pasa media vida con un rulo dentro.

De todas formas, deberíais ver el taller de Santa Claus. Justo como pensaba. Cada maldito muñeco está hecho de madera y pintado con co lores chillones. Es posible, y de hecho supongo que es probablemente
inevitable, que si accionas el interruptor correcto de los balancines o las encantadoras muñecas de madera, también se conviertan en robots, pero lo dudo. Examiné cuidadosamente el lugar y no había una sola máquina de moldeado de plástico. Ni uno solo de los elfos tenía pinta de saber por qué lado coger un soplete. No vi ninguno de los juguetes verdaderamente tradicionales. Ni Rambos, ni modelos de plástico de Karate kid, ninguna de esas raras máquinas didácticas diseñadas para enseñar a tu hijo a hablar como un controlador de la NASA con sinusitis y una edad mental de cinco años.

Bueno, pues tengo una teoría para todo esto. Básicamente, es que los Santa Clauses son específicos para cada planeta y nosotros tenemos el que no nos tocaba.

Sospecho que fueron las pruebas nucleares a principios de los 50 las que se cargaron el, ya sabéis, el tejido del tiempo y el espacio. Las pruebas secretas en el polo norte abrieron un, bueno, una especie de agujero interdimensional, y todo lo que hace Santa Claus se desvía de alguna manera a Zoide o a donde sea, y a nosotros nos llega todo lo que hace el otro, y como es un robot de plástico, solo fabrica cosas que se le dan bien.

Los que lo deben llevar peor son los niños de Zoide. Se levantan la mañana de Navidad, se desenchufan de sus unidades de recarga, traquetean hasta el final de la cama (parando solamente para caerse un par de veces) disparándose juguetonamente sus lásers de la megamuerte, echan un vistazo en sus recintos portátiles de almacenamiento y ¿qué encuentran? No son los instrumentos del caos de juguete que esperaban, sino trenes de madera, trompetas, muñecas de trapo y esos bastones blancos y rojos que nunca ves en la vida real. Juguetes que no necesitan pilas. Juguetes que no hay que montar. Juguetes con barniz en vez de plástico. Juguetes alienígenas.

Y debido a esta cosa increíble del espaciotiempo bidireccional, nuestros niños reciben el resto. Rarísimos Masters del Universo de plástico que son a la imaginación lo mismo que la lija a un tomate. Juguetes alienígenas. Quizá esté hecho a propósito, para convertirlos a todos en Zoides. Como dice la canción, mejor andarse con ojo...

Aunque de todas formas, no creo que funcione. Eché un vistazo en la casa de muñecas de mi hija. El bueno de Kraak anda por allí desde que se le gastaron las pilas y sus megacañones se desmembraron. Mr. T lle-
va ahí ya un par de años, desde que mi hija descubrió que le entraba la ropa de Barbie, y en el baño vive una extraña mujer gato de plástico.

No sé por qué, pero lo que vi me llenó de esperanza. Kraak estaba tomando el té con un perro mecánico, dos Playmobils y tres muñecas. No estaba intentando fulminar a nadie. No importa con qué nos bombardee Santa Claus, podemos con él...

Y ahora vuestros papás y mamás vendrán a llevaros a casa. No os olvidéis de llevaros los globos y los cotillones, y recordad que Papá Noel pronto estará repartiendo regalos a los niños y niñas que hayan sido buenos y se lo hayan ganado.

Terry Pratchett

Reseña de Nation, de Terry Pratchett




Como no podía ser de otra forma, y teniendo en cuenta el concienzudo seguimiento que hemos hecho en La Torre del Arte del antes, el durante y el después del estreno de la obra de teatro Nation, inspirada en la obra del mismo nombre escrita por Terry Pratchett, por fin llega la reseña del libro. No es una reseña de la obra. Por si aún no seguís al Ankh-Morpork Times ni a La Torre del Arte en Twitter, sólo recordar que Nation llegará a España en dos salas por confirmar. ¡Permaneced atentos! O al menos, no metáis la cabeza bajo el agua durante demasiado tiempo... ¡os perderíais demasiadas noticias!

Lo primero que hay que decir es que en Nation se dan cita algunos de los conceptos más controvertidos de la obra de Terry Pratchett. La investigación científica, el racionalismo y el ateísmo se dan la mano con una historia escrita para young adult readers, y con algunas pinceladas que nos llamarán mucho la atención. En concreto, quisiera mencionar dos: 1) en Nation se narra una escena de acción memorable, con todas las letras; y 2) el hombre del sombrero habría llegado muy lejos como escritor de novela histórica. Aunque esto da para otro post.

Antes de empezar, otro apunte: sin haber visto la adaptación teatral, no me cuadra demasiado que se critique el excesivo racionalismo, el ateísmo o incluso la herejía de una obra como ésta. Nation es un cuento, una fábula sobre los valores, las personas y la búsqueda de la identidad. En Nation asistimos al desesperado proceso de maduración de sus dos protagonistas, Mau y Daphne, y aunque son personajes en las antípodas de cualquiera de nosotros (puesto que uno es un salvaje, y ella es una niña de la alta alcurnia británica), Pratchett consigue, con su cuidada narrativa, que sintamos cuando ellos sienten. Para bien y para mal. Y, por lo que respecta a la desmitificación de la religión, aunque es cierto que el tono general de la obra, que nos regala una moraleja quizá demasiado evidente, es el de invitar a los lectores (recordemos el público objetivo de Nation) a reflexionar por sí mismos y a cuestionar absolutamente todo lo que les rodea. Al fin y al cabo eso es la ciencia. La religión, claro, no es eso, y por eso choca frontalmente con Nation y, según algunos críticos, con el espíritu mismo de la Navidad. No obstante, una sociedad madura sabrá apreciar que la ética de la obra es algo más compleja que un cachete a las religiones en general.

El argumento de la obra es básicamente el siguiente (tranquilos, sólo algún spoiler menor): un tsunami se lleva por delante toda una aldea de nativos de alguna isla perdida por el Pacífico. Bueno, no exactamente, el libro está ambientado en un mundo paralelo, pero no del todo paralelo, puesto que Francia o Gran Bretaña siguen existiendo. Este tsunami, sin embargo, no mata a Mau, que en el momento de la devastación se encuentra pasando una prueba que todo muchacho debe pasar en la isla para pasar de niño a hombre. Este mismo tsunami, por su parte, lleva hasta la isla al Sweet Judy, un barco en el que viaja una variopinta tripulación, y entre ella, Ermintrude (o Daphne, como prefiere que le llamen), niña perteneciente a la alta sociedad inglesa. El encuentro entre ambos personajes se da bastante pronto, y a partir de ahí trabajan incansablemente para reconstruir la nación que quedó aniquilada por el tsunami. Sin embargo, a medida que la reconstrucción avanza, ambos son conscientes de que están construyendo un nuevo mundo, desde cero, y en el que las leyes paganas, religiosas y científicas en las que creían hasta ahora pueden reescribirse.


Nation es de esas obras que a uno le dejan un buen sabor de boca porque acaba mucho mejor de lo que empieza. Personalmente, conecté mucho más con Daphne que con Mau, por cómo sus prejuicios se van diluyendo al mismo tiempo que reconstruye su propia identidad, que hace frente a sus miedos y que se funde en un abrazo constante con la naturaleza. Mau, por su parte, es un muchacho que debe hacerse fuerte a pesar de la enorme adversidad a la que se enfrenta. Ésta, además, se ve incrementada por el hecho de que entra en una colosal crisis de fe que le hará replantearse el porqué de las tradiciones y creencias que su gente seguía a pies juntillas. Durante todo este viaje interior contactará con los Dioses y con el Infierno, comprobará la veracidad o no de ciertas leyendas, y se zambullirá en una lucha a muerte contra enemigos de su gente, de su isla.

Encuentro que lo mejor y lo peor de la obra están en ese final tan comentado que tiene. Por un lado, me parece un fiel reflejo de la filosofía de vida de una persona que ha creado un mundo en el que el narrativum es uno de los ejes sobre los que gira. Es un final agridulce, pero extremadamente tierno, que apela a las sensibilidades más melodramáticas de los lectores para dejarles tocados durante esos mágicos segundos que pasan justo después de terminar un libro. Sin embargo, el final quizás se alarga demasiado, ya que parece que historia se está terminando cuando aún le quedan demasiadas páginas. Y aunque esto, lógicamente, viene al gusto del consumidor, sí que creo que puede hacer que, al final, la obra se haga ligeramente pesada, ya que la suma de una moraleja muy larga y un final bastante meloso puede hacer que se le atragante a más de uno.

Antes de terminar, comentar que la presentación del libro es preciosa. La fuente, las tapas duras, las ilustraciones, el mapa del final (que acompaña a esta entrada)... todo esto hace que muchas veces uno tenga la sensación de haber recogido un pergamino metido en una botella que llegó a una playa tras meses o años a la deriva en mar abierto. Es una auténtica joya.

En definitiva, como ya dije, una obra que deja un sabor de boca muy bueno, totalmente recomendable, y esencial para los seguidores de Terry Pratchett, pues en Nation se puede leer entre líneas casi un manifiesto de los valores que rigen la vida de un escritor tan influyente y exitoso.

La adaptación de Nation no parece convencer


Mau y Daphne

Algunas reviews a las que podéis acceder a través del Twitter de La Torre del Arte casi obligan a hacer una reflexión sobre el caso particular al que parece estar sometido Nation, basada en la novela original de Terry Pratchett, adaptada por Mark Ravenhill y dirigida por Melly Still. Pero, además, nos sirve para reflexionar sobre el gran tema de la reconversión de una obra para adaptarse a un género distinto. Todos conocemos muchos casos en que los resultados no han sido ni siquiera decentes. En todos los ámbitos. En este post nos haremos eco de las críticas que ha recibido la última obra del National Theatre londinense.

Antes de comenzar, una rápida sinopsis de la obra: una ola gigante arrasa una aldea casi virgen, dejando vivo sólo a un muchacho de la tribu que la habitaba, Mau, quien intentará recomponer su Nación. Al mismo tiempo, esa misma ola hace naufragar a la tripulación de un barco de la aristocracia británica (el Sweet Judy), y provoca el encuentro de una niña de alta alcurnia, Daphne, con Mau. Asistiremos a cómo comienzan a construir un amanecer nuevo sobre las cenizas de lo que ya no es nada. Y, al mismo tiempo, a la maduración desesperada a la que ambos protagonistas se ven obligados a experimentar.

Tras esta breve descripción descansa un texto que es manifiestamente ateo, y reflejando la actitud de Terry Pratchett con respecto a las religiones y los fundamentalismos. Es algo que no sólo podemos adivinar en obras como Dioses Menores, sino también en su posicionamiento en temas extremadamente delicados. Sin dejar de ser una novela para niños, sí puede ser que sea demasiado dogmática, anteponiendo ferozmente la aportación real y palpable de la ciencia a la que existía en la isla hasta ese momento. La de los Dioses.

En primer lugar, parece que Mark Ravenhill buscó mantener el corazón ideológico de la obra y que, posteriormente, buscó la manera de adaptar el texto para que fuera representado. Por lo que se lee en algunas críticas, parece que en demasiadas ocasiones la obra se torna incoherente. Esto es una consecuencia, previsible por otro lado, de la complejidad de la escritura de Pratchett. Nunca es fácil adaptar un libro a la escena o al cine, pero con el creador del Mundodisco, esto es casi una proeza.

En segundo lugar, destacan las críticas al ya comentado excesivo racionalismo al que la obra somete a los espectadores (recordemos que es la obra elegida por el National Theatre para la campaña de Navidad). Los niños parecen estar sometidos a un ejercicio que puede resultarles demasiado agresivo, desconcertante o incluso violento. Escenas que se podrían haber suavizado u omitido resultan ser demasiado explícitas. Y también parece que el meme recurrente de ciencia =/= religión es llevado demasiado al extremo, sobre todo teniendo en cuenta la fecha para la que se estrena la obra.

En tercer lugar, comentan que el atrezzo, la escenografía y los decorados en general son espectaculares. Pero que, por otra parte, la obra parece no ofrecer una historia coherente sustentada en un setting apropiado. Parece ser lo contrario, un montaje muy caro que exige escenas en las que sacar partido de todo, pero sin articular los nexos argumentales de manera que todo tenga sentido narrativo.

No la hemos visto. Ni seguramente la veremos. Pero esto siempre servirá para recordar 1) la dificultad de adaptar las novelas de Pratchett y 2) que la crítica, en ocasiones, exige que el status quo de elementos tan sagrados como la Navidad se mantengan exactamente como estaban. Nation es transgresora y eso es bueno. Parece, sin embargo, que no es una obra de teatro brillante. Eso, desde luego, es malo.

The Science of Discworld


The Science of Discworld


THE RULES
1 Things fall apart, but centres hold
2 Everything moves in curves
3 You get balls
4 Big balls tell space to bend
5 There are no turtles anywhere
(after this one he'd added Except ordinary ones)
6 Life turns up everywhere it can
7 Life turns up everywhere it can't
8 There is something like narrativium
9 There may be something called bloodimindium (see rule 7)
10...

Me moría de ganas por escribir sobre The Science of Discworld, el primer libro de una serie de tres novelas escritas por Terry Pratchett, Ian Stewart y Jack Cohen.

The Science of Discworld (y con esto quedan englobadas tanto la novela que nos ocupa como sus secuelas) es la gran olvidada de la saga. Quien conozca en profundidad la obra de Terry Pratchett sabrá que, por una parte, tenemos novelas del Mundodisco propiamente dichas (desde El color de la Magia hasta Unseen Academicals) y, por otra, tenemos material adicional derivado de las novelas (como el libro de cocina de Tata Ogg, calendarios o los mapas del Mundodisco y Ankh-Morpork). The Science of Discworld, sin embargo, combina textos de divulgación científica intercalándolos con capítulos (sí, ¡¡capítulos!!) de una historia del Mundodisco con los magos (incluido Rincewind) como protagonistas.

The Science of Discworld es una novela increíblemente inspiradora en la que asistiremos al nacimiento de nuestro mundo como consecuencia de un proyecto nacido en la pista de squash de la Universidad Invisible. Los magos de la Universidad crean un mundo (como piedra angular del Roundworld Project) incomprensiblemente redondo y en el que inexplicablemente no existe narrativum. Para contemplar, analizar e informar de lo que ocurre, envían a Rincewind, al que regalarán un ascenso. Desde este momento dejará de ser el ayudante del bibliotecario para convertirse en Egregious Professor of Cruel and Unusual Geography (traducidlo como queráis). Esto lleva implícito que podrá asistir a las comidas y banquetes (más de uno diario, por cierto) que tienen lugar en los amplios comedores de la Universidad. Sin embargo, tendrá terminantemente prohibido impartir ninguna clase, realizar ninguna publicación mágica o utilizar los recursos de la Universidad para investigar. Esto a Rincewind le parece estupendo.

Cada uno de los capítulos de la historia de los magos revela sus reflexiones sobre algunos de los aspectos clave en lo que la Tierra es hoy en día: evolución, clima, física, teoría de la relatividad, antropología... Y es en este punto donde reside el gran mérito de esta novela. Las explicaciones divulgativas de Ian y Jack sobre temas indudablemente áridos e inalcanzables para el gran público convierten en una delicia la lectura sobre Newton, Darwin o Einstein. El recorrido es muy dinámico e informativo, y constantemente se hace referencia no sólo al Mundodisco sino a la historia que estamos leyendo, dotando al texto de una consistencia inquebrantable.

Además, no deja de sorprender el acierto con el que los puntos de vista y las tensiones históricas en temas tan trascendentales están representadas en la actitud de cada uno de los magos. Ponder Stibbons es el académico que confía en aplicar sus conocimientos al proyecto, Rincewind se convierte en un investigador empírico que explica con cierto enfado cómo considera él que funciona la Tierra, Mustrum Ridcully es el científico escéptico al que es realmente difícil hacer ver que su concepción del universo puede estar equivocada, y así hasta llegar al Tesorero, un personaje de lo más entrañable.

The Science of Discworld es un libro de ciencia ambientado en el Mundodisco. Está escrito con una profundidad sorprendente y puede ser recomendado como uno de los mejores libros de la saga. Pero, además, también sería una acertadísima elección para aquellos entusiastas de la divulgación científica que quieran tener en sus manos una rápida y clara introducción a la mecánica cuántica, el porqué de la extinción de los dinosaurios, la gravedad o las posibilidades reales que existen de colonizar otros planetas.

Ciencia, fantasía y divulgación en un libro imprescindible.

Nation puede venir a España - ¿Sugerencias?






Después de contactar con la gente del NT Live a través de su twitter y preguntarles por las probabilidades de ver Nation en algún cine español me comentaron que, en principio, no es descabellado. Ya han trabajado con los Cinesa de Madrid y Barcelona.

Ya hay cines en Finlandia, México, Australia o EEUU que anuncian que en Enero emitirán Nation. Bien, ¿y España? No hay nada proyectado de momento, pero desde el equipo de NT Live comentan que aceptan sugerencias.

Desde aquí lanzo una propuesta para los lectores de La Torre del Arte: ¿en qué sala, preferiblemente en Madrid o Barcelona, os gustaría ver la adaptación teatral de Nation? ¿Alguna idea? ¿Creéis que serviría de algo impulsar una campaña online para que la obra de Pratchett, y adaptada por el dramaturgo Mark Ravenhill, llegue a los cines españoles? ¿Cuánto os apetecería ver Nation en un cine? ¿Mucho? A mí, desde luego, ¡sí!

Living with Alzheimer's, el documental sobre Terry que ganó un BAFTA




Padecer la enfermedad de Alzheimer ha disparado la ya extraordinaria popularidad de Terry Pratchett. A pesar de que, desde el anuncio de su enfermedad, ha realizado donaciones y aparecido en numerosas entrevistas en Webs, televisión, periódicos, y un largo etcétera, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el evento mediático más importante ha sido el documental Living with Alzheimer's.

Un documental de dos partes de una hora cada una en el que vemos a un Terry que, desde que se le diagnosticara PCA, se introduce de lleno en el mundo de la investigación científica, los cuidados paliativos, y nos cuenta cómo es su día a día. También tenemos la oportunidad de escuchar los interesantísimos comentarios de su agente personal, que a falta de su esposa o su hija (que reusaron aparecer en el documental), nos cuenta cómo es vivir y qué se siente teniendo que lidiar con la enfermedad.

Recientemente se dieron los premios BAFTA escoceses, y el documental que nos ocupa ganó el premio como mejor "Factual series", que se me ocurre que será algo como "basado en hechos reales". Aunque no estoy seguro.

El documental, sobre el que es mejor no explicar demasiado para evitar spoilers, es un recorrido sobre la nueva vida del autor. Un autor que nos explica cómo ha sido siempre un excelente mecanógrafo que comienza a tener problemas para escribir a máquina (su último libro, Unseen Academicals, ha sido posible en parte a la posibilidad de dictarle al ordenador), o cómo de enfadado se sintió en el momento en el que le comunicaron la noticia de su enfermedad.

Este documental ha sido criticado por haber mostrado una realidad del Alzheimer que no se ajusta a la rutina diaria del paciente medio, por mostrar un desafortunado optimismo en las perspectivas de curación a medio plazo, o simplemente por banalizar la dureza de una enfermedad que arranca de raíz la identidad de una persona, sus recuerdos y su capacidad de valerse por sí misma.

Aunque discutible, todo lo anterior es comprensible. Sin embargo, también es interesante valorar la evolución que vemos en cómo Pratchett habla de su enfermedad y cómo paulatinamente asume que se enfrenta a un mal degenerativo e incurable.

Un relato variado, con inevitables momentos en los que un sentido del humor tierno y casi paternalista apela a nuestras fibras más sensibles para sacarnos una sonrisa melancólica. Una historia instructiva y aleccionadora, en la que es especialmente revelador el testimonio de los familiares de los enfermos, y que marca, además, el claro posicionamiento de Terry en el polémico debate sobre morir dignamente.

Este BAFTA es un reconocimiento a un trabajo íntimo, con una perspectiva original, y que nos permite indagar en la trastienda de la investigación médica y escuchar a los mejores especialistas del mundo. Aunque Terry prefiera ser más conocido como autor que como enfermo de Alzheimer, es innegable que, si bien a veces ocurra lo contrario, la exposición mediática a la que se ha sometido está contribuyendo positivamente a una mayor concienciación social y a que crezca el interés sobre esta devastadora enfermedad.

A dos días del estreno de Nation en el NT Live



Este texto ha sido traducido de la versión original en inglés, publicada en el número 268 de la Newsletter Ansible, distribuida por el escritor David Langford.

Pat McMurray estuvo en la preview.

Imagínate sentado con cerca de otras 50 personas en un ensayo del National Theatre. Hay algunas pinturas de temática polinesia y bastante attrezzo colgando de las paredes, y una zona ligeramente elevada en el medio, pero en general el salón de ensayo parece estar bastante pelado. Estás a punto de ver una escena de Nation, que desde el 11 de Noviembre se representará en el National Theatre, dirigida por Melly Smith, basada en una novela de Terry Pratchett y adaptada por Mark Ravenhill.

La directora se sienta en el escenario desnudo, presenta la escena que estamos a punto de ver – una de las últimas de la novela, que también se resume rápidamente para aquellos que no la han leído aún (como una cuarta parte de los que estamos allí). La directora se disculpa por la falta de música y efectos de sonido, y por la ausencia de un dios de siete metros de alto. Más tarde, también explicará qué aspecto tendrán el escenario, los trajes y el attrezzo. Pero nada de eso importa ahora.

La acción comienza – y perdonad el cliché, pero la obra de pronto explota delante de tus ojos como el nacimiento de un universo, no sólo el de un país. Inmediatamente te ves transportado al Pacífico Sur, donde puedes ver caníbales, combates cuerpo a cuerpo, antiguos antepasados, el ataque de un tiburón, escenas subacuáticas, un encuentro con un dios, y un muchacho convirtiéndose en hombre, en héroe. Parece que han pasado sólo 30 segundos cuando los actores te mandan de vuelta al mundo real, pero se ha vivido toda una vida durante este periodo. Fue espectacular, vigoroso y nos hizo reflexionar… aun siendo un pequeño fragmento lo que vimos. Un trabajo espectacular.

En la rueda de preguntas al final alcanzamos a ver el arduo trabajo físico y psicológico que había tras lo que habíamos visto. Aún hay muchas sorpresas por ver en la obra, incluyendo la música, el tsunami y el dios de siete metros. Pero no se limitan a esto.

Salí y fui a comprar la novela para leérmela de nuevo. Este ensayo descubrió los detalles de lo que será otra exitosa adaptación en el National Theatre. (30 de Octubre).

Saga Rincewind (VII) - El último héroe



 REVISIÓN DE PLATAFORMAS DE ENTORNO DE APRENDIZAJE
The moon was rising over the world, and elephant’s head filled half the sky.
  It was ... simply big. Too big to describe.
  Wordlessly, all four voyagers climbed a small mound to get a clear view, and they stood in silence for some time. Dark eyes the size of oceans stared at them. Great crescents of ivory obscured the stars.

Terry Pratchett - The Last Hero

Hay un muy buen número de razones para estar entusiasmado ante la perspectiva de reseñar El último héroe.

En primer lugar, estamos hablando de la primera novela ilustrada del Mundodisco que se edita en castellano. Por otra parte, es un interesante punto de encuentro de varios personajes que pertenecerían a sagas distintas (Vetinari, los magos, la guardia y la Muerte, entre otros, se dan cita en esta fábula). Y, además, era la última historia con Rincewind como protagonista antes de la reciente aparición de Unseen Academicals.

El argumento, como suele ser habitual, gira alrededor de la más que probable desaparición del Mundodisco, esta vez, como consecuencia de la última aventura en la que se embarcan Cohen el Bárbaro (que a estas alturas ya ha adquirido un nuevo título nobiliario) y la Horda de Plata. Pretenden hacer volar a los dioses por los aires, y para impedirlo, el científico no-loco (pero tampoco excesivamente cuerdo) Leonardo Da Quirm se embarca en una misión junto con Rincewind, Zanahoria y un cuarto tripulante que se les cuela como polizón.


Profundicemos un poco más en la aventura de Cohen: ya en Tiempos Interesantes se aprecia su creciente interés por ser recordado, sobre todo teniendo en cuenta que sus coetáneos empiezan a dejar el barbarismo como consecuencia de la edad, la muerte o de la posibilidad de poner una tiendecita en un pueblo tranquilo y vender pan recién hecho y mermelada. Así pues, Cohen comienza a emprender aventuras cada vez más difíciles de acabar (y no digamos ya acabar con éxito), buscando apropiarse no sólo de enormes y suculentos tesoros, sino también de la memoria de la gente. Lucha ferozmente para que se le recuerde en el futuro. Y en El último héroe, Cohen el Bárbaro y su Horda de Plata se obsesionan con dar su último gran golpe, provocar un acontecimiento que les haga ser recordados para siempre, y para eso habrán de llegar al punto de retar a los propios dioses del Mundodisco, allá en Cori Celesti.

Para que su aventura sea contada al detalle, embarcan en su aventura suicida a un trovador cuya misión será ir guardando en una canción épica cada una de las aventuras por las que pasan. Un trovador que, si bien en un principio se muestra aterrado y escéptico a partes iguales con respecto a las probabilidades de éxito de la misión de nuestros muchachos, poco a poco se irá involucrando y terminará cantando su canción frente a la audiencia más inesperada.

Es muy interesante cómo la fuerza animal, descortés, zafia, y en esencia, bárbara, de nuestros protagonistas consigue seducir a personajes con una escala de valores en las antípodas. Estos viejos, que no le tienen miedo a nada, transmiten un comportamiento abrumador y devastador que, sorprendentemente, no sólo nos seducen a nosotros como lectores externos (y alucinados). También se llevan por delante toda una escala de valores socialmente impuesta en personalidades de naturaleza más pacífica, pero también más infeliz. Aunque no lo sepan aún. Y nos lo pasaremos muy bien al comprobar cómo alguien puede volverse loco cuando tiene las ideas muy claras y una buena espada en la mano. Dosflores fue el primer ejemplo. Y en Tiempos Interesantes también ocurre algo parecido.

Por su parte, otra vez toca acordarnos de esa supernova que es Mustrum Ridcully, que combinado con aquella lluvia de meteoritos llamada Havelock Vetinari provocan un Big Bang narrativo cada vez que entran en contacto, llevándose por delante a todo lo que alcance su onda expansiva. Y como suele ser habitual, el bueno de Ponder Stibbons debe manejar mejor que nadie los quiebros y las fintas para evitar entrar en depresión profunda por culpa de estos dos.

Por cierto, mención especial para las ilustraciones de Paul Kidby, y en especial para esos momentos en los que Leonardo Da Quirm, Rincewind, Zanahoria y el otro navegan por el espacio. No sabemos el aspecto que tiene el infinito en nuestro mundo, somos incapaces de retratarlo en nuestra mente, pero si existe un infinito en el Mundodisco, os aseguro que se parece mucho a los ojos de un elefante cósmico que nos mira con la indiferencia de un océano en calma.

Y para finalizar, apuntar que en esta novela aparece uno de los secundarios más delirantes y acertados de todo el universo del Mundodisco. Evil Harry Dread, la personificación del hombre malvado, manipulador y traidor que siempre está dispuesto a dejar una puerta abierta, dar información vital justo antes de intentar matarte, o contratar a los esbirros más obtusos con los que pudo contactar. Todo para mantener ese intangible que tan importante es en el Mundodisco. Casi tanto como el quelonio: el narrativum.

Saga Rincewind (VI) - El país del fin del mundo




And you know what I think about evolution, Mister Stibbons. If it happens, and frankly I've always considered it a bit of a fairy story, it has to happen fast. Look at lemmings, for one thing.'
'Lemmings, sir?'
'Right. The little blighters keep chargin' over cliffs, right? And how many have ever changed into birds on the way down, eh? Eh?'
'Well, none, of cou—'
'There's my point,' said Ridcully triumphantly. 'And it's no good one of them on the way down thinking, "Hey, maybe I should waggle my claws a bit," is it? No, what it ought to do is decide really positively about growing some real wings.'
'What, in a couple of seconds? While they're plunging towards the rocks?'
'Best time.'
'But lemmings don't just turn into birds, sir!'
'Lucky for them if they could, though, eh?'

En esta novela, el bibliotecario está enfermo y hay que curarle. Para ello, es imprescindible recurrir, cómo no, a Rincewind, ya que además de ser algo que podría considerarse como "amigo del bibliotecario", también muestra gran maestría con los idiomas. El único problema es que hay que traerlo de vuelta de XXXX, Ecks Ecks Ecks Eck, CuatroEcks, Equis Equis Equis Equis, o cualquier otra variante patrocinada por la hilaridad de las novelas en inglés o por la inestimable contribución de traducciones anteriores al castellano.

En esta novela empieza a ser palpable la maestría de Pratchett para construir conexiones entre personajes antagonistas. Lo hemos visto en la Guardia, en las brujas, entre Vetinari y cualquier otro... pero me quedo con la desternillante relación que mantienen el archicanciller Mustrum Ridcully y el único investigador empírico de la universidad, y uno de los personajes más entrañables de cuantos han salido de la sesera de Sir Terry: Ponder Stibbons (el único que lleva gafas y lleva un traje de un color distinto).

Y también empieza a ser palpable la más que interesante inclinación de Sir Terry por las teorías evolucionistas. O pongámoslo de otra forma, a medida que se establecen con cierta coherencia las leyes físicas del Mundodisco, su geografía, su orografía, su historiografía... cada vez hay menos lugar para los dioses de no ser por el narrativum. Y es que la posición de Pratchett con respecto a cuestiones, digamos, religiosamente adulteradas, es más que conocida.

En un momento de El País del Fin del Mundo se dan cita esa relación tan tirante (y desesperante para nuestro querido Stibbons) y la teoría de la evolución. Y, si bien no será la primera vez ni la última en que nos lo pasemos pipa con estos dos magos tan diferentes, sí es la primera en que aparece un tema que, recientemente, se está convirtiendo en un meme en las apariciones de Sir Terry en contextos científicos. De hecho, no hay más que echar un ojo a la portada de The Science of the Discworld III para imaginar cuál es su hilo conductor.

En fin, quien no haya leído esta obra, decirle que merece la pena por el creciente protagonismo de los otros magos, ya que, entre otras cosas, nos cuenta el porqué de la locura del Tesorero. Para quien no lo haya leído, la respuesta es sí: está íntimamente relacionada con la figura de Mustrum Ridcully.

Saga Rincewind (V) - Tiempos Interesantes



Imagen | L-Space


Llegamos a una de las mejores novelas de toda la saga Mundodisco, y sin duda una que alberga ciertos acontecimientos que yo consideraría míticos dentro de la historia que envuelve a los personajes principales del Mundodisco.

En esta novela, Rincewind se ve envuelto en una revolución, una invasión, una usurpación de un trono y en la materialización de una ancestral leyenda. Lo más interesante es que Rincewind resulta ser el protagonista de esta ancestral leyenda.

Tiempos Interesantes es una novela ejemplar porque el argumento se podría ilustrar como un ovillo de lana enrollado por tres hilos de distintos colores. Pratchett va tirando suavemente de cada uno de ellos para contar con las dosis exactas lo que ocurre en cada subtrama, aunque todas ellas tienen un denominador común: algo está pasando en el Continente Contrapeso.

El primer hilo al que me refiero es a la relación que mantiene Rincewind con la revolución que se está gestando para destronar al emperador del reino y, además, cumplir con la profecía del Echicero.

El segundo hilo es el divertidísimo (repito: divertidísimo) viaje que emprenden Cohen el Bárbaro y su recién constituida Horda de Plata para llevar a cabo una de esas cosas que hacen los bárbaros. Robar algo muy grande, muy caro y muy memorable. Si bien todos los personajes de este particular equipo, me veo obligado a anunciar mi enamoramiento más profundo con Hamish el Loco, un personaje que con su sordera (y lo que ésta provoca a sus compañeros) os hará saltar de la silla en más de una, y más de dos ocasiones.

El tercer hilo es Lord Hong. Este personaje es el visir del reino y, consecuentemente, uno de esos personajes en la sombra que mueven los hilos y que manejan el destino de sus súbditos con gran maestría y una espada bien afilada. Es el máximo responsable de la manipulación mediática que provoca el rechazo inmediato, prejuicioso y visceral de los habitantes del reino hacia cualquier extranjero. Aunque a medida que leemos entendemos que esto ocurre más por ignorancia, desconocimiento, o la necesidad de comer un par de veces al día por lo menos, que por puro convencimiento.

Temas de un profundísimo calado social como la búsqueda de poder, la lucha por las clases desfavorecidas para hacerse oír, los prejuicios, el poder de la propaganda, el poder de la palabra... en esta novela se funden estas cuestiones universales con el ritmo de una excelente novela de aventuras. Cada vez que aparecen la Horda, Lord Hong, Rincewind, los magos en Ankh-Morpork, o incluso un sorprendentemente carismático Dosflores, el estado de ánimo del lector inmediatamente sufre un vuelco. Sabemos cómo cambiará el registro de la novela e, incoscientemente, preparamos nuestro cuerpo para asimilar lo que leemos de una forma u otra. En otras palabras, leer Tiempos Interesantes descubrirá nuestros sentimientos más empáticos.

Y, por supuesto, manteniendo la enorme importancia del escenario en el que todo se desenvuelve: el Mundodisco, en el que nada es lo que parece y en el que cualquier cosa puede ocurrir siempre y cuándo las probabilidades sean de un millón contra uno.

En definitiva, es una historia redonda, contada con muchísima inteligencia y un ritmo exquisito.

Y, además, contiene un pie de página que es sencillamente desternillante. ¡Ahí va!

Fate wins. At least, so it is claimed. Whatever happens, they say afterwards, it must have been Fate. *

* People are always a little confused about this, as they are in the case of miracles. When someone is saved from certain death by a strange concatenation of circumstances, they say that's a miracle. But of course if someone is killed by a freak chain of events - the oil spilled just there, the safety fence broken just there - that must also be a miracle. Just because it's not nice doesn't mean it's not miraculous.

El tráiler de Nation será... una escena de Nation




Comentamos hace unos meses el interesante proyecto en el que se había embarcado el dramaturgo Mark Ravenhill: ni más ni menos que adaptar Nation al teatro. No quedó ahí la cosa, puesto que la obra (que se espera que se estrene en Enero de 2010) será una de las cuatro que integrarán el proyecto NT Live, consistente en emitir en directo estas obras en cines de todo el mundo. Se estima que el número de salas que acojan esta iniciativa esté por encima de las 300.

Pues bien, antes del estreno mundial de la obra de teatro de Nation (que promete muchísimo dadas las credenciales de su director) habrá algún que otro tráiler. El tráiler será una representación de una escena de Nation. ¿Qué?

Me explico: el Guardian organiza un concurso en dos categorías (10 - 14 años y 15 - 17) en el que los participantes deben representar con imaginación un fragmento de Nation elegido por Sir Terry Pratchett, y después colgarlo en Internet en el canal de Youtube creado específicamente para la ocasión. Aquí tenéis las bases del concurso. Y si os resulta curioso, Pratchett y Ravenhill nos dan unos valiosos consejos.

Será muy divertido ver los vídeos que la gente vaya subiendo, y los ganadores podrán ver su adaptación "remasterizada", ganarán entradas para el estreno, etc.

Desafortunadamente, y como era de esperar, este concurso sólo permite la participación de británicos, por lo que podemos descartar una adaptación castiza hecha por el sobrino de algún que otro enfermo del Mundodisco. Y no miro a nadie.

La canción de Wintersmith




Wintersmith es la tercera novela de la saga de Tiffany Aching
, y aún no ha sido traducida al castellano. Es una historia preciosa, dócil y tierna en la que la magia de los cuentos de hadas se encuentra con el abrumador carisma de Ceravieja y Tata Ogg. Personalmente me encanta este libro, siempre he sentido una admiración enorme por la magia y su relación con la naturaleza. En la saga de Tiffany Aching en general, y en Wintersmith en particular, esto está excelentemente bien contado. Tiene un estilo casi trovadoresco en el que los miedos adolscentes de Tiffany evocan ese proceso de maduración incierta por el que todos hemos pasado (¡o aún estamos pasando!).

Puede que la mayoría ya conozcáis esto, pero dándome una vuelta el Internet Archive me he encontrado con una canción bastante chula de Harry Heyl sobre Wintersmith. Y yo no la había oído antes. Tiene spoilers, así que cada uno la oiga o lea la letra bajo su propia responsabilidad.

Saga Rincewind (IV) - Eric




A un ritmo pausado pero constante vamos avanzando en nuestra recorrido por la saga Rincewind, en la que se narran las aventuras del mago más inepto, cobarde y superviviente del Mundodisco.

Eric es una novela muy especial. En primer lugar, porque es corta, con lo que uno se la puede ventilar en una sentada, y se evita esa desorientación que provocan los libros del Mundodisco cuando uno los deja aparcados más tiempo del imprescindible para recordar el hilo de los acontecimientos.

En segundo lugar, porque es de las mejores para empezar a leer en inglés, debido a su longitud, y también debido a que las sátiras y las alegorías en Eric son unas de las más claras.

Y en tercer lugar, porque viene con ilustraciones. Al menos la versión inglesa. La española no.

Podéis leer reseñas tanto en La Concha como en El Tablón Naranja, de ahí que en este post no nos centraremos en el argumento, puesto que no hay mucho más que añadir a lo que ya escribieron otros. Pero vaya, básicamente Eric es una sátira del Fausto de Goethe, en el que un chaval pretende vender su alma al diablo a cambio de dominar todos los reinos del mundo, conocer a la mujer más bella de la historia y vivir para siempre. Todo el libro es una vuelta de tuerca más en el buen hacer de la sátira y la fina ironía de Pratchett y, siendo las referencias en este caso muy poco veladas, es muy fácil de disfrutar al máximo.

En La Torre del Arte estamos traduciendo algunos artículos del blog Pop Classics, en el que se analizan los elementos de la cultura clásica presentes en el Mundodisco. Pues bien, en Eric leemos parodias de algunos de los acontecimientos clásicos más memorables de la historia (narrados en la Ilíada), o literarios (los mencionados Fausto y La Ilíada, y también La Divina Comedia) o históricos (como las referencias a la cultura azteca -los Tezumen- o el chiste sobre Ponce de León y su búsqueda de la fuente de la eterna juventud). De manera que si alguno de estos artículos despertó vuestra curiosidad por, digamos, los clásicos en Pratchett, Eric es sin duda una elección obligada.

Además, personalmente, todo lo que ocurre en el Infierno con la burocratización de las instituciones es desternillante, sobre todo por el giro final, y su fondo me recuerda mucho al Vuelva usted Mañana, de Larra. Es especialmente genial por cómo está elegido el registro lingüístico de los demonios Vassenego y Astfgl en su encuentro final, en el que las hipérboles y las palabras largas como 'traditionalists' o 'incisiveness' retuercen increíblemente el escenario satírico. El clímax del absurdo.

En definitiva, un libro ágil, alegre, divertidísimo y sumamente recomendable.

Saga Rincewind (III) - Rechicero





Seguimos con nuestra serie de Rincewind, y llega el momento de hablar de Rechicero, una novela cuyo argumento principal consiste en que el octavo hijo de un mago (algo impensable debido a la obligatoria abstinencia sexual a la que se ven sometidos los magos) entra en los esquemas jerárquicos de la Universidad Invisible para acabar con ellos. Con los esquemas, con los magos, y con todo lo que se le ponga por delante. Y el encargado de evitar tamaña tropelía es, cómo no, nuestro entrañable Rincewind y el no menos entrañable (aunque ligeramente más peligroso) equipaje.

Ésta es conocida por ser una de las novelas más surrealistas y caóticas de toda la saga, en la que la carga mágica presente sirve como excusa para todo tipo de excentricidades argumentales, y un abanico de personajes que parecen sacados de un bestiario, o un zoológico, o de una combinación imposible de elementos químicos de dudosa salubridad.

Por eso, quisiera evitar hablar sobre el argumento (que se puede resumir en un par de renglones), sino en la simbología del Ocho en el mundodisco, y mencionar un par de detalles del número mágico en nuestro mundo. Que no es el ocho. Sino el siete.

Como en el Mundodisco todo acontece en los aledaños de nuestras tradiciones y nuestros cánones sociales, no podía ser que el número mágico fuera el siete, ya que este número está reservado para el Mundobola. Pero tampoco podía ser un número demasiado alejado, y el ocho fue el elegido. Así, el Octavo es el libro mágico que constituye la piedra angular de los desajustes mágicos de las novelas precedentes de Rincewind, mientras que la luz mágica que brota de los dedos de cualquier hechicero (con hache) es luz de color octarino. Y por supuesto, el sino mágico de una descendencia no recae sobre el séptimo vástago. Sino sobre el octavo.

¿Pero qué hay de todo esto de los números mágicos? La numerología se ha encargado tradicionalmente de asignar a ciertos acontecimientos, casualidades o coincidencias unos motivos basados en la carga mágica de un número que se viera involucrado. Generalmente, hablaríamos de números primos, y aunque el número mágico parece variar de una cultura a otra, todos pensamos en el siete como el número mágico por excelencia.

Citaré el meticuloso trabajo de Gabriel Martínez García sobre el número siete para mencionar que:
El número siete tiene tanta importancia en astrología y alquimia, que siete son los planetas y siete los metales asociados. Oro es el sol, plata la luna, estaño es Júpiter, cobre es Venus, plomo es Saturno, hierro Marte y, finalmente, Hermes es Mercurio.

La historia ha registrado dos guerras de siete años. Una, la que lleva ese mismo nombre, la de la sucesión de Austria; y otra, la que enfrentó a Carlistas y liberales entre 1833 y 1840 en nuestra España.

En literatura, Esquilo escribió Los 7 contra Tebas; a Moreto pertenece Los 7 Durmientes; o incluso los 7 enanitos de Blancanieves. Además, los Infantes de Lara eran 7 también.

Las referencias bíblicas al número 7 son incríblemente abundantes. La comunidad cristiana de Jerusalén eligió a 7 Diáconos para encargarse del cuidado de los pobres. Jesucristo pronunció siete palabras durante su Calvario. Y 7 son también los dolores de María.

Además, el mundo tiene siete maravillas, hay siete pecados capitales, existen siete santos durmientes...

También en el cine tiene el siete un papel fundamental. Hemos hablado de los siete pecados capitales, e inmediatamente todos pensamos en esa pareja de detectives. También eran siete los magníficos y siete los samuráis los que, en dos obras gemelas, protagonizaron dos de las mayores historias de aventuras del celuloide.

Y en Geografía también, pues todos hemos oído lo de los siete mares: el Océano Índico, el Mar Negro, el Mar Caspio, el Mar Adriático, el Golfo Pérsico, el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Aunque claro, hoy en día se conocen más de cincuenta mares, y esto simplemente ha quedado como un ladrillo más en el muro en el que descansa toda la simbología referente al número siete.

Pues nada, que como veis, este tema es lo suficientemente complejo como para dedicarle un recorrido mucho más amplio. Y es que, además, navega entre los pagano y lo cristiano, lo mundano y lo esotérico, lo plausible y lo oculto. Pero esto será tarea de algún experto en el tema. Por nuestra parte, sólo recomendar, cómo no, la lectura de Rechicero. Siempre y cuando estemos preparados para cualquier locura a la que nos someta la magia del Mundodisco, o el rechiero en cuestión.

Pirómides, por Juliette Harrisson




En esta segunda entrega de los artículos de Juliette Harrisson, en los que hablamos de las referencias de culturas clásicas en los libros del Mundodisco, le toca el turno a Pirómides. Un recorrido muy ilustrativo por hechos, localizaciones, mitos y nombres propios que aparecen en el libro. ¡Disfrutad!


Mundodisco: Pirómides


Pirómides es una de mis novelas favoritas del Mundodisco. Es una de las primeras (la séptima, concretamente), y se trata de una obra aislada en la que no aparece ninguno de los personajes principales. Me encantaría verla hecha película. Es una elección perfecta, ya que no requiere conocimiento previo sobre el Mundodisco y se centra en imágenes y temas bien conocidos sobre Egipto y Grecia*. Además, me imagino muy sexy a Broncalo.


(*Pero no como las adaptaciones de Sky – una película en condiciones, quizá dirigida por Joss Whedon, Mike Newell o Alfonso Cuarón. Las adaptaciones de Sky están bien, pero parecen tan ensimismados con los escenarios y los trajes que al final no resultan graciosas).

El héroe de Pirómides es Teppic (Rey Teppicymon XXVIII), que se convierte en Rey de la milenaria Djelibeybi cuando su padre muere en un desafortunado suicidio accidental (abrumado por la presión de tener que hacer que el sol saliera todos los días, se acabó creyendo una gaviota e intentó echar a volar). Teppic ha sido enviado a Ankh-Morpork para ser educado (la escena introductoria, en la que hace el examen final en la Escuela de Asesinos, es un pastiche brillante de los exámenes de conducir británicos) y regresa al Viejo Reino con un montón de ideas nuevecitas, sobre todo en lo referente a las cañerías.

Pratchett juega, principalmente, con la imagen preconcebida que todos tenemos sobre Egipto (pirámides, camellos, gatos, cocodrilos...). La idea altamente extendida de que las pirámides conservan el queso se retuerce en el Mundodisco de forma que lo que realmente preservan es el tiempo, y ahí reside la clave del argumento. Egipto no es un área en la que sea experta, pero hasta donde yo sé, la representación que hace Pratchett de la religión egipcia no va demasiado desencaminada – según Jan Assmann, mientras que las observaciones mesopotámicas y griegas de fenómenos naturales se centraban en anticipar el futuro, las egipcias ponían su énfasis en mantener el orden del presente y asegurar que las cosas siguieran tal y como habían sido hasta entonces. (Es posible que esto sea el resultado de la importancia crucial que tienen las inundaciones anuales del río Nilo en la agricultura egipcia).


Teppic ordena la construcción de la pirámide más alta jamás levantada en honor de su padre (que pidió ser enterrado en el mar), y después se ve forzado a huir del país salvando a Ptraci, la criada favorita de su padre, evitando que la echen a los cocodrilos. (Primero leí este libro cuando tenía unos 14 años y fue años después cuando descubrí cómo pronunciar los nombres para pillar la broma – los había pronunciado ‘Puh-trah-ki y Duh-jeli-baye-bi, cuando obviamente se deberían pronunciar Tracy y Jellybaby). Justo cuando cruzan la frontera, el tiempo almacenado en la pirámide causa una ruptura en la realidad y el país entero desaparece, atrapando a Teppic y Ptraci en el país vecino Efebas.

Efebas es la versión mundodisquera de la Grecia antigua. Está gobernada por un Tirano, usando un sistema político nuevo que Teppic piensa que se llama ‘mocracia’. A no demasiado de la frontera, Tepic y Ptraci descubren a los filósofos Xeno e Ídem, disparando a las tortugas, porque Xeno insiste en que debería ser lógicamente imposible disparar a una tortuga en movimiento. Es entonces cuando Teppic es invitado al simposio (casi exacto a un simposio griego, excepto por el plato destrozado al final – parece que se coló algo de la Grecia moderna), en el que conoce a unos cuantos filósofos más y a otros típicos personajes griegos, todos con toga blanca y barba gris.

Xeno es el homólogo mundodisquero de Zenón de Elea, cuya Paradoja de Aquiles sugería que Aquiles no podría cazar una tortuga en movimiento. Copolímero, ‘el mayor narrador de toda la historia del mundo’, que le cuenta a Teppic la historia de la Guerra Espadartana (la armadura de como se llamara resplandecía como resplandece una armadura resplandeciente de buena calidad. Oh, fue una pelea realmente soberbia, sí, y los que pelearon eran el... el cojo no, el otro, el... ¡El pelirrojo!) es presumiblemente Homero. Iesopo es Esopo, obviamente, y Antífono es Aristófanes. No puedo pensar en ningún análogo en concreto para el personaje mundodisquero Ídem; el nombre se refiere a una abreviación latina, a menudo utilizada en trabajos académicos antiguos, y significando ‘en el mismo lugar’.

El relato completo de Copolímero de la Guerra Espadartana, por cierto, es brillante – una perfecta combinación de epítetos épicos, como ‘pelo rojo’ por ejemplo, con esa narrativa oral que aparece más a menudo entre amigos borrachos en un contexto más moderno. También incluye un gran número de pequeños detalles reales de la era de Troya, introducidos junto con todo lo demás, como la referencia de Copolímero a ‘el de la cojera’ (que podría referirse a Filoctetes; ‘Edipo’ también es cojo, aunque no es parte de la era de las guerras de Troya), que “no quería irse, dijo que estaba loco” (ése es Odiseo/Ulises).


En realidad, a quien Teppic está buscando es a a Ptagonal (Pitágoras), que se queja con amargura de que el diámetro de su tarta debería dividirse por la circunferencia multiplicada por 3, y no por 3,14… etc. Éste es el ejemplo más significativo de uso de filosofía clásica en Pirómides, ya que la novela está basada en la idea de que el mundo es, en realidad, como Pitágoras dijo, todo cimentado en las matemáticas. Esto, junto con el hecho añadido de que los camellos son los mejores matemáticos del mundo (porque tienen mucho tiempo para pensar, allá en el desierto, y tienen que realizar complicadas sumas para poner sus piernas en movimiento de forma coordinada) es lo que lleva a todo tipo de acontecimientos en los que nos encontramos con ciudades que desaparecen y pirámides explosivas.

Teppic recupera su camello, Maldito Bastardo, para llevárselo de vuelta a Djelibeybi; mientras tanto, la ausencia del reino ha llevado a Espadarta y a Efebas a reiniciar la Guerra Espadartana. Con la excepción de que, esta vez, ambas partes han construido batallones de caballos de madera y están sentadas, esperando a que el ejército enemigo les ataque. Efebas, que hasta este punto ha representado la Atenas clásica, ahora se convierte en una combinación de Micenas (el reino de Agamenón) y la Esparta clásica - se le ordena a un joven soldado que vuelva con su escudo o sobre él (Plutarco, Moralia, 240 año16), y aun asumiendo el riesgo de morir, el capitán consigue decir “Ve, cuéntale a los efebenses – “ antes de rendirse mientras llega el ejército (Heródoto, 7228).

Una vez que todo está arreglado y el país devuelto a su sitio, Teppic se marcha y Ptraci se convierte en Reina – y en este punto se convierte en la Cleopatra de Cuidado con Cleopatra, contemplando cómo sus invitados se remojan el culo en su baño de leche (por lo que planea instalar una nueva instalación de cañerías). De todas formas, ya tenía medio camino recorrido – las sirvientas de Pirómides son exactamente como las chicas del harén de Cuidado con Cleopatra. El final del libro es precioso y ata los cabos con habilidad para llevarnos a otro nivel – en el que aparece el uso de los uróboros, el símbolo de la serpiente comiéndose su propia cola.

Seguramente se podría decir mucho más sobre Pirómides, pero ahora me tengo que ir a trabajar en mi tesis, así que lo dejaré ahí. Una última nota: hay una review de una película de la que no había oído hablar en The Life of Antoninus Pius, y tiene pinta de ser muy interesante.


Editado para añadir: ¡Olvidé mencionar la Esfinje! Teppic se encuentra con un acertijo típico griego para el que encuentra una solución fabulosa – como no pudo adivinar la respuesta, insistió en que la pregunta era injusta y que se debería transformar en ‘¿Qué, metafóricamente hablando, camina a cuatro patas justo después de medianoche, a dos patas durante la mayoría del día (a menos que haya algún accidente), hasta por lo menos la hora de la cena, en que continúa caminando a dos patas o con ayuda de alguna prótesis de su elección?’ La Esfinje se hace tal lío que deja de preocuparse de si él pasa o deja de pasar.


También olvidé mencionar los sueños, un tema que últimamente me toca de cerca. El sueño sobre las siete vacas gordas y siete vacas flacas es un sueño ancestral de la familia real que nos ocupa, aunque en este caso aparece una vaca en bici o tocando algún instrumento interesante.


Me encantan estas referencias – Me encanta la forma en que se echa por tierra la mitología, ya sea la oscuridad de un acertijo o el relato de un sueño sin cosas propias de los sueños. Y encima es realmente divertido.

Sobre la entrevista amarillista del Telegraph





Hace cosa de una semana, el pasado 28 de Septiembre, el Telegraph entrevistaba a Terry Pratchett, supuestamente, con motivo de la inminente aparición de Unseen Academicals (la última entrega de la saga, por ahora).

Sin embargo, no deja de sorprenderme (y es que es muy jugosa, sobre todo por parte del entrevistador) el tono general del artículo, así como su contenido.

Quien quiera leer la entrevista completa, que siga los enlaces, la verdad es que da mucho de sí. Pero me sorprende que si en el propio título de la noticia nos dicen que estamos ante Sir Terry Pratchett Interview for Unseen Academicals luego la novela no aparezca mencionada más de una vez, y sólo como excusa para seguir erre que erre con la enfermedad de Pratchett.

En este blog ya comentamos alguna vez sobre el tratamiento mediático de la enfermedad, y es en artículos como éste en donde uno se da cuenta de las consecuencias (previsibles o no) a las que debe hacer frente Sir Terry Pratchett cuando decidió convertirse en un personaje público a la cabeza de ciertas reivindicaciones o, incluso, tomando partido en debates a nivel nacional.

No sé hasta qué punto un artículo así puede agradar al entrevistado, pero a mí no me gustaría que, si alguien entra en mi casa para escribir sobre mi trabajo, dedique más de dos párrafos a hablar de la decoración, se centre en el olor a ratones de la casa, la suciedad que hay repartida por toda la vivienda (con una mención especial para el lavabo, hecha con un gusto discutible cuanto menos), o el hecho de que decida tomarse un Brandy a las 11,30 de la mañana. Incluso insinúa el periodista que es tentador asociar todas estas "cosas raras" a la enfermedad. Y a partir de aquí empieza lo que todos querían, ¿o no?

Lo que sigue es una secuencia de su enfermedad, de lo mucho que escribía antes y de cómo lo tiene que hacer ahora, y en definitiva, un texto que empieza a alejarse descaradamente del motivo literario por el que pretendidamente se le hace la entrevista.

Además, el artículo nos sigue dejando perlas como que Pratchett es un hombre pedante, vanidoso y encantado de conocerse, e incluso insinúan que se está convirtiendo en una caricatura de su propio personaje cuando hacen referencia a los complementos con los que suele acudir a convenciones que, recordemos, están organizadas por fans de su obra. No de su cuarto de baño ni de la porquería que pueda tener en el sofá. Ni siquiera de sus 6 pantallas de ordenador en las que trabaja simultáneamente... me gustaría saber cuánta gente "sana" sería capaz de mantener la cordura delante de sólo dos.

Un poco de biografía, un poco de bibliografía, alguna referencia a alguna declaració reciente, y ¡hala! Liquidamos una entrevista con un escritor sin hablar absolutamente nada de literatura.

Pues estupendo. ¿Y la nueva novela? Eso déjaselo a las Webs freaks de fantasía y ciencia ficción, que para eso están.

Es posible que ese día Pratchett estuviera arisco, o incluso de muy mala uva (el rictus de su cara en la foto que acompaña al artículo no es la de un hombre al que le acaba de tocar la lotería, precisamente) pero a mí personalmente me resulta muy chocante que unos periodistas de un diario como el Telegraph hayan podido verse influidos por el trato hostil que les dispensara el autor. Y siempre teniendo en cuenta que esto fuera verdad.

Saga Rincewind (II) - La luz fantástica




'You could jump over the Edge,' said Rincewind. There must be lots of places in the universe that could do with some extra rocks.'

'We've heard about that,' said the troll. 'We've met rocks that tried it. They say you float about for millions of years and then you get very hot and burn away and end up at the bottom of a big hole in the scenery. That doesn't sound very bright.'

Terry Pratchett, The Light Fantastic


Seguimos con nuestra revisión de la saga de Rincewind, esta vez con La luz fantástica, única novela de la saga que es una secuela propiamente dicha, y la segunda novela del Mundodisco.

En principio, cualquier cosa que leamos sobre su antecesora nos serviría en una reseña o comentario sobre esta segunda entrega. Siguen las aventuras de Rincewind y Dosflores, esta vez acompañadísimos por personajes secundarios que sorprenderán por su belleza, otros por su malicia, y otros por su increíble capacidad para seguir vivos.

Y el hilo conductor está formado, de nuevo, por una amalgama de tópicos fantásticos retorcidos lo máximo posible. Aparecerán héroes y heroínas, localizaciones extrañas, batallas épicas espada en mano, y siempre todo aderezado con ese absurdo que a todos nos cautivó en su momento y que aún hoy en día nos sigue llamando la atención.

Personalmente, La luz fantástica fue mi primer libro del Mundodisco, sólo tenía 15 años cuando su portada capturó mi atención en una librería de barrio. Leí la contraportada y no podía creerme lo que estaba leyendo, y hasta hoy. Al no saber que era una continuación de El color de la magia, todo me pareció aún más absurdo, más que al lector que se encontrara con este mundo con algo de información anterior. En ese momento sobreviví al absurdo de Pratchett, y caí cautivado por un tipo de literatura totalmente innovador.

Sin embargo, también creo que La luz fantástica es uno de los libros que peor ha envejecido. No por su antigüedad y tampoco por aquellos criterios literarios de los que hablábamos en otro post. Si os fijáis, las novelas de Rincewind han ido, con el tiempo, reconvirtiéndose a "la saga de los Magos", con lo que tenemos la evidencia de que, como personaje, parece no ofrecer una complejidad suficiente por sí mismo como para mantener viva la trama. O al menos, la trama que busca el autor. Así pues, creo apreciar que, en combinación con algún otro personaje antónimo (como Dosflores o Cohen el Bárbaro), sí gana en relevancia para la historia, ya que su forma de entender la vida es tan peculiar que pierde sentido si no se puede oponer a los valores más o menos valientes de algún personaje. Y, por cierto, Dosflores muestra una actitud valiente en la mayoría de sus intervenciones digna de elogio.

Lógicamente, Rincewind es el personaje ideal para estas novelas. Pero veremos cómo en posteriores entregas de esta saga concreta, su participación se va convirtiendo cada vez más en dependiente de las tensiones que puedan surgir con otros personajes. Algo bastante distinto de lo que transmiten otros personajes como Sam Vimes, Vetinari, o el desternillante Mustrum Ridcully.

Por otra parte, también me llama la atención el, a mi juicio, exageradísimo número de localizaciones distintas que aparecen en la novela, cada una totalmente opuesta a la otra, no sólo en el espacio, sino en el tiempo o incluso en otra dimensión o plano astral. Al final, la lectura termina siendo un poco mareante debido al frenético movimiento al que se ven sometidos los personajes. Imagino que para poder abarcar tantos tópicos, era inevitable situar a los personajes en muchísimos lugares distintos y, claro, en un mundo tan absurdo como el Mundodisco, los medios de transporte no deberían ser un problema. Y de hecho no lo son.

En cualquier caso, y volviendo a la novela que nos ocupa, tiene algún que otro momento memorable. Quien no la haya leído aún, que esté muy atento a la primera aparición de Herrena en la historia, y es que a mí, por lo que escribe, me da la sensación de que Pratchett fue en su juventud el típico adolescente que leía fantasía e inclinaba los libros para ver si, desde otro ángulo, podía ver algo más de carne en la ilustración de la heroína que aparecía en la portada. Mención especial, también, para la conversación entre Rincewind, Dosflores y el (un) Creador.

Casi para terminar, también recordar que los videojuegos que aparecieron con Rincewind como protagonista para PC, PSX y Sega Saturn beben principalmente de estas dos primeras novelas, ¡y son muy divertidos! Algún día les dedicaremos un amplio reportaje.

Así pues, tanto El color de la magia como La luz fantástica son novelas interesantes para empezar con la saga, o para conocer cómo fueron sus comienzos, pero en absoluto son representativas de lo que nos encontramos con la mayoría de las novelas del Mundodisco.
 
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