There are *no* inconsistencies in the Discworld books; ocassionally,
however, there are alternate pasts. (Sir Terry Pratchett, alt.fan.pratchett)

Saga Rincewind (III) - Rechicero





Seguimos con nuestra serie de Rincewind, y llega el momento de hablar de Rechicero, una novela cuyo argumento principal consiste en que el octavo hijo de un mago (algo impensable debido a la obligatoria abstinencia sexual a la que se ven sometidos los magos) entra en los esquemas jerárquicos de la Universidad Invisible para acabar con ellos. Con los esquemas, con los magos, y con todo lo que se le ponga por delante. Y el encargado de evitar tamaña tropelía es, cómo no, nuestro entrañable Rincewind y el no menos entrañable (aunque ligeramente más peligroso) equipaje.

Ésta es conocida por ser una de las novelas más surrealistas y caóticas de toda la saga, en la que la carga mágica presente sirve como excusa para todo tipo de excentricidades argumentales, y un abanico de personajes que parecen sacados de un bestiario, o un zoológico, o de una combinación imposible de elementos químicos de dudosa salubridad.

Por eso, quisiera evitar hablar sobre el argumento (que se puede resumir en un par de renglones), sino en la simbología del Ocho en el mundodisco, y mencionar un par de detalles del número mágico en nuestro mundo. Que no es el ocho. Sino el siete.

Como en el Mundodisco todo acontece en los aledaños de nuestras tradiciones y nuestros cánones sociales, no podía ser que el número mágico fuera el siete, ya que este número está reservado para el Mundobola. Pero tampoco podía ser un número demasiado alejado, y el ocho fue el elegido. Así, el Octavo es el libro mágico que constituye la piedra angular de los desajustes mágicos de las novelas precedentes de Rincewind, mientras que la luz mágica que brota de los dedos de cualquier hechicero (con hache) es luz de color octarino. Y por supuesto, el sino mágico de una descendencia no recae sobre el séptimo vástago. Sino sobre el octavo.

¿Pero qué hay de todo esto de los números mágicos? La numerología se ha encargado tradicionalmente de asignar a ciertos acontecimientos, casualidades o coincidencias unos motivos basados en la carga mágica de un número que se viera involucrado. Generalmente, hablaríamos de números primos, y aunque el número mágico parece variar de una cultura a otra, todos pensamos en el siete como el número mágico por excelencia.

Citaré el meticuloso trabajo de Gabriel Martínez García sobre el número siete para mencionar que:
El número siete tiene tanta importancia en astrología y alquimia, que siete son los planetas y siete los metales asociados. Oro es el sol, plata la luna, estaño es Júpiter, cobre es Venus, plomo es Saturno, hierro Marte y, finalmente, Hermes es Mercurio.

La historia ha registrado dos guerras de siete años. Una, la que lleva ese mismo nombre, la de la sucesión de Austria; y otra, la que enfrentó a Carlistas y liberales entre 1833 y 1840 en nuestra España.

En literatura, Esquilo escribió Los 7 contra Tebas; a Moreto pertenece Los 7 Durmientes; o incluso los 7 enanitos de Blancanieves. Además, los Infantes de Lara eran 7 también.

Las referencias bíblicas al número 7 son incríblemente abundantes. La comunidad cristiana de Jerusalén eligió a 7 Diáconos para encargarse del cuidado de los pobres. Jesucristo pronunció siete palabras durante su Calvario. Y 7 son también los dolores de María.

Además, el mundo tiene siete maravillas, hay siete pecados capitales, existen siete santos durmientes...

También en el cine tiene el siete un papel fundamental. Hemos hablado de los siete pecados capitales, e inmediatamente todos pensamos en esa pareja de detectives. También eran siete los magníficos y siete los samuráis los que, en dos obras gemelas, protagonizaron dos de las mayores historias de aventuras del celuloide.

Y en Geografía también, pues todos hemos oído lo de los siete mares: el Océano Índico, el Mar Negro, el Mar Caspio, el Mar Adriático, el Golfo Pérsico, el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Aunque claro, hoy en día se conocen más de cincuenta mares, y esto simplemente ha quedado como un ladrillo más en el muro en el que descansa toda la simbología referente al número siete.

Pues nada, que como veis, este tema es lo suficientemente complejo como para dedicarle un recorrido mucho más amplio. Y es que, además, navega entre los pagano y lo cristiano, lo mundano y lo esotérico, lo plausible y lo oculto. Pero esto será tarea de algún experto en el tema. Por nuestra parte, sólo recomendar, cómo no, la lectura de Rechicero. Siempre y cuando estemos preparados para cualquier locura a la que nos someta la magia del Mundodisco, o el rechiero en cuestión.

2 comentarios:

Ministry of Silly Walks dijo...

Recuerdo el momento exacto en que comencé a leer "Rechicero". Recuerdo el primer párrafo pero no recuerdo el caos siguiente.

luis dijo...

XD me pasó algo bastante parecido :-/ algún día le daré caña a lo de la numerología, y a la importancia del 8, que es muy interesante. Y bueno, 'Tiempos interesantes' me parece la mejor de Rincewind, o al menos la más memorable y divertida a la vez

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